El primer día después de las fiestas de Pascua de Resurrección unas explosiones en un taller de producción de municiones en las Plantas Militares de Sopot, estremecieron la aldea de Iganovo. Similar incidente se produjo en la misma planta solo hace tres semanas. No hay muertos ni heridos pero fueron evacuadas personas. Además, intervinieron simultáneamente los Ministerios de Defensa y del Interior con el fin de esclarecer las circunstancias in situ. Las causas siguen aclarándose y el taller interrumpió su trabajo en un momento en que cumple contratos, se recupera de una larga crisis y paga antiguas deudas. No se trata de un caso aislado, sino de una serie de casos, incluidas víctimas humanas.
En los últimos años durante desactivación de municiones, en Bulgaria murieron 19 personas y 18 resultaron heridas. En los casos anteriores se consideraba que los accidentes se debían a la baja cualificación del personal, al deficiente control del proceso de producción, al hecho de que la desactivación se encomendaba a empresas privadas en vez de firmas más cualificadas del sector público. Antes se debatía la posibilidad de una restricción legislativa del acceso de empresas privadas a este negocio específico y ahora el Gobierno decidió prohibir las importaciones, la aniquilación y la transportación de antiguas municiones de otros países miembros de la UE.
Es preocupante que el Ministerio de Economía, responsable de la empresa que se produjo el estallido, se abstuvo de comentar la probabilidad de culpa y llamó la atención hacia los servicios especiales que deben responder por qué en el marco de dos meses se produjeron dos explosiones en la planta. A juicio de las autoridades, es sospechoso cómo se llegó a un incendio, después de que la base de producción fue cerrada y el acceso fue prohibido a causa de la investigación del estallido anterior. El ministro de Economía, Bozhidar Lukarski, tampoco descartó la versión de sabotaje. El ministro de Defensa, Nikolay Nenchev, reconoció que había recibido un informe en que se insinúa de sabotaje pero se negó a hacer conclusiones antes de que se haya pronunciado la Fiscalía.
Son varias las causas por las cuales la sociedad está preocupada. No ha sido superada la sensación de un control deficiente en el sector y de casos similares impunes. La instrucción y los procedimientos judiciales suelen durar años sin que se identifique a personas culpables. Las medidas adoptadas después de cada accidente nuevo permanecen en el papel mientras que de hecho se trata de daños que sufre un sector específico de la industria militar que garantiza miles de puestos de trabajo. Ahora en el espacio público se abre camino la versión de un sabotaje. Hasta que la serie negra de explosiones continúa con una frecuencia alarmante, son un consuelo cada vez menor las aseveraciones de que tal tipo de siniestros suceden por el mundo entero y que no hay una garantía al 100 % al operar con sustancias explosivas.
Versión en español por Hristina Taseva
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