La extensa narración sobre la historia militar de Bulgaria cruza por los testimonios de los testigos oculares y estudios documentales de los científicos. Si uno pretende sentir a las personas que aportaron su pequeño trazo al cuadro global, deberá necesariamente asomarse a los álbumes fotográficos familiares y rozar los objetos transmitidos de generación a generación como valiosas reliquias.
A comienzos de cada año calendario el Museo Nacional de Historia Militar rinde homenaje a los donadores que el año anterior han abierto sus archivos de familia para despedirse de objetos preciados que tenían en ellos. Sumaron casi 900 los objetos que en 2019 pasaron a engrosar los fondos del museo. Una parte de estos artefactos están exhibidos en la muestra titulada “Memoria para el porvenir”.
Los donadores particulares acuden a vernos guiados por su fuerte sentimiento sobre la verdad histórica, dice Deyana Kostova, del Museo Nacional de Historia Militar. Los donantes confían que sus pedazos de memoria familiar contribuirán a la estructuración de una narración, más veraz, más personal y más íntima para el hombre llano, sobre el ejército de Bulgaria. Estas personas tienen un pasado del que enorgullecerse y ese orgullo se transmite de generación a generación como un factor potente de su posición ante la historia de Bulgaria.
Entre las muestras más interesantes de la exposición figuran monedas del zar Iván Alexander, un cuño del conde Ignátiev, un caño de un cañón antiaéreo, mecanismo de cierre y cartuchos del avión “Messerschmitt” encontrado en las inmediaciones del pueblo de Matritsa, así como también un retrato del oficial Dimitar Mijov, participante en las guerras por la unificación nacional, pintado por el artista militar Boris Denev.
Se puede ver asimismo el nagayka con pata de corza del coronel Dimitar Mladenov, el comandante militar que a finales de la II Guerra Mundial logró mantener las posiciones de su guarnición, asediada por los alemanes, aliados de Bulgaria hasta pocos meses atrás, y asegurar el retorno a la patria, sanos y salvos, de casi todos los soldados bajo su mando.
Mi abuelo juró ante Bulgaria y yo también he tomado la decisión de quedarme en este país y contribuir a que todos los búlgaros tengan un futuro mejor, dice María Nikolova, nieta del coronel Mladenov. La decisión de donar objetos personales de mi abuelo obedece a mi convicción de que tales objetos se guardarán en este museo, de la mejor forma posible, para la posteridad. Creo, además, que un mayor número de personas se animarán a ser donantes porque las reliquias familiares han de ser vistas por todos. Que la guerra se quede en la historia de Bulgaria, y también de toda la humanidad, es el sentimiento más sincero y profundo que experimento.
Los descendientes del general Mijail Savov, ministro de Defensa y héroe de las Guerras Balcánicas, comenzaron su labor de donadores ya en el año 1938. Primero fue su hija quien donó el uniforme y las órdenes de su progenitor. Ahora es Mijail Berov, nieto del general Savov, quien entrega para su conservación eterna en el museo los últimos objetos que quedaban de su abuelo. La donación incluye un juego de figurillas que el alto mando militar solía colocar en un mapa haciendo con ellas simulacros de combates, y una de las muestras de mayor valía es su legado político.
El general Mijail Savov fue un paladín entregado a la causa de la reunificación de Bulgaria, dice Mijail Berov. Es por esto que la quintaesencia de su legado político está plasmada en su tumba. Es el único monumento mortuorio que da al suroeste, hacia Macedonia. Así legó a la posteridad los ideales sin realizar de sus contemporáneos. Y prohibió a quienquiera que fuese, con la única excepción de su hija, que colocara una corona de flores sobre su tumba. Su hija, o sea mi madre, tuvo que devolver hasta en tres ocasiones la corona de flores que mandaba el rey Boris III. Mi abuelo era escéptico con respecto a la monarquía y comentaba frecuentemente los errores dinásticos cometidos. El legado político fue impreso en una extensa esquela mortuoria, elaborada por las sociedades de los oficiales y sus correligionarios del partido liberal de Stefan Stambolov, y se puede ver en el museo.
Amén de las muestras que evocan el glorioso pasado del ejército búlgaro, forman también parte de la exposición objetos de la historia más reciente de las Fuerzas Armadas de Bulgaria, entre ellos las pertenencias personales del sargento Ivelín Indzhov, que participó en la misión de la OTAN en Afganistán.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Diana Tsankova
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