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El hogar, lugar sagrado en la casa del búlgaro

Foto: Archivo

En la cultura tradicional búlgara la casa  es un templo en que se rezan oraciones, se practican ritos y sacrificios. Ocupan un puesto especial los ritos practicados alrededor de la mesa y en torno al hogar al ser considerados éstos símbolos materiales  de las fuerzas inmateriales protectoras del ser humano.

Antaño  se  hacía la consagración de las casas  acabadas de construir con  ritos  especiales. Según el destacado etnógrafo búlgaro Dimitar Marinov, una buena parte de estos ritos  estaban dedicados al hogar. Las creencias populares otorgan a éste una enorme importancia. El hogar es un lugar sagrado y  en proximidad al éste  van perdiendo su vigor las magias y los “malos alientos” pero únicamente a condición de que arda  el fuego en el hogar las 24 horas. Es que  el fuego, símbolo del Sol, de Dios, de la vida  no  hay que apagarlo jamás. Si el fuego “se pierde” esto es indicio de algo malo que  ocurrirá en la respectiva casa  y con cuantos la habiten. El “prendimiento” del  fuego nuevo  se  efectuaba  una vez al año al ejecutarse acciones rituales rigurosamente  fijadas. Incumbe al varón conseguir la leña para el hogar, y, a su esposa, mantenerlo. Se cree que en un hogar “desierto” o abandonado se  suelen hacer magias. Por esto, cada noche  antes de irse a dormir  el ama de casa  sepultaba  afanosamente las ascuas vivas bajo cenizas para poder atizar aquéllas a la mañana siguiente. Los objetos  que las mujeres empleaban en  estas faenas se cree que poseen fuerzas milagrosas. Así, el hurgón o las pinzas  previenen contra enfermedades, plagas y animales  que podrían  hacer daño al ser humano. Estos objetos, cargados  de tal función protectora, son empleados  en diferentes ritos para  augurar salud y salvar obstáculos.

Tras la construcción de una casa nueva, lo primero que se hace es  fijar el lugar en que se  construirá el hogar o chimenea. Los búlgaros  solían asignarle  al hogar un puesto céntrico en el recinto que actualmente llamaríamos cocina, sala de comer o sala de estar. En la construcción de las casas búlgaras más antiguas se trataba del  recinto único en que residía toda la familia. El hogar suele  ser dispuesto  de manera que dé al este de donde sala el Sol. En ocasiones puede ser orientado al sur, a consecuencia de circunstancias diversas  relacionadas con las obras pero nunca debe dar al norte o al oeste.

La construcción del hogar  también era precedida por ritos de consagración de su  puesto. Según la descripción del citado etnógrafo,  primero se  cavaba un hueco y con un ramillete que integran  “plantas medicinales hechiceras”, la cavidad era rociada de agua. Luego, la cavidad se fumigaba con incienso, el ramillete era  dejado en ella y  se le cubría con una losa. Se volvía a fumigar con incienso, y quien hacía la fumigación profería complejas fórmulas verbales rituales. Así, el hogar  ya quedaba fundado y en él se prendía el primer fuego y de la chimenea salía el primer humo. Se cree que el espíritu del santo patrono de la casa, al que también se llama amo de la misma, vive al lado del hogar.

En muchos ritos, el hogar sustituye el concepto de casa, morada. En proximidad al hogar se hacen los sacrificios de animales  para algunos ritos. La consagración del tocón que arderá en la Nochebuena también se practica en el hogar. Los casamenteros  endomingados que acudían a pedirle la mano  a la novia, futura  esposa  de un joven, primero hacían reverencias ante el hogar, y ya luego  rendían homenaje a los dueños de la casa. Cuando la joven recién casada traspasaba por  vez primera el umbral de su nueva morada primero la llevaban ante el hogar donde ella revolvía simbólicamente las ascuas del fuego que  ella tendría la obligación de mantener en lo adelante. Idéntico rito la joven había practicado en casa de sus padres  despidiéndose simbólicamente del lugar que la había visto nacer y crecer. Siempre al lado del hogar sus amigas le colocaban el velo de su vestido de  bodas.

En el léxico popular el hogar es, como decíamos, sinónimo  de  la casa, la familia, la patria. En las canciones  y los cuentos  se le llama  el hogar paterno. La santidad del hogar es capaz de purificar incluso el pecado de la moza que se haya escapado para vivir  con su amado sin  haber pedido previamente la bendición de sus padres. Si el suegro y la suegra llevan la joven adonde el hogar, esto significa que ya la han aceptado como esposa de su hijo. La joven recién casada, tras atravesar, simbólicamente, el fuego, llega a ocupar el puesto que le corresponde en la comunidad  familiar.

Versión en español por Mijail Mijailov



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