¿Podríamos volver atrás en el tiempo y, sin ninguna nostalgia, trasladarnos a la época de la despreocupada niñez o juventud y modelar una noción, objetiva al 100%, de aquellos tiempos que hemos vivido? La respuesta es, por supuesto, NO. Esto es imposible. Más aún tratándose de las generaciones de búlgaros que crecieron en la época del llamado “socialismo maduro”, cargado de contradicciones, insinuaciones y… francos engaños.
¿Entonces cómo explicarnos la osadía de dos búlgaros jóvenes que, sin pensarlo dos veces, se lanzaron a las turbias aguas de nuestro pasado reciente para investigar sus entrañas y extraer a la superficie algunas perlas de la época socialista?
El sitio denominado Recuerdos de la República Popular ha causado verdadero furor en las redes sociales… Sus autores, Milen Danov y Stoyan Galabov, reconocen que no esperaban semejante éxito.
Con solo mencionar nuestro pasado socialista (entiéndase comunista) los ánimos se acaloran. No hay otro fragmento de la historia de Bulgaria que suscite tantas discusiones y deducciones extremas. ¿Por qué es así?
“Porque, a diferencia de los ciudadanos de los demás países que en su momento fueron socialistas, los búlgaros no hemos recapacitado sobre aquellos tiempos”, opina Milen Danov, de 30 años, uno de los autores del sitio en cuestión, y agrega que en lo personal procura ser objetivo e imparcial al máximo a la hora de publicar artículos y fotos de aquel período.
No obstante, en las nociones de la mayoría de sus coetáneos, el socialismo dista años luz de nosotros, y no solo 25. Debido a omisiones imperdonables en el sistema de educación, la nueva generación no sabe casi nada de los 45 años de régimen totalitario que dejaron su impronta en el pasado y en el presente de Bulgaria. Por eso, los jóvenes siguen con atención y comparten en la red los artículos publicados en el sitio Recuerdos de la República Popular.
También representantes de la generación mayor entran en ese portal y dejan comentarios bajo cada artículo, a cuál más extremos y emocionales. No obstante, por regla, prevalecen el buen humor y los guiñazos a los “gloriosos” años del socialismo.
“Uno puede ver fotos escolares de la época en que los alumnos estaban repartidos entre las organizaciones del Komsomol (la Juventud Comunista) y de los pioneros (el análogo comunista de los scouts, con determinado tinte político). Se pueden ver fotos de congresos del Partido Comunista, imágenes panorámicas de ciudades, fábricas, etc., una Bulgaria de aspecto muy diferente al que presenta hoy…”
¿Cómo no sonreír enternecidamente al contemplar imágenes de los años 70 del litoral búlgaro del Mar Negro, no ocupado aún por excesivas instalaciones y edificaciones, o bien al leer los artículos dedicados a la feliz infancia socialista “enfrente del bloque de apartamentos, en el barrio o en el campo”?
Estos días se ha vuelto un auténtico hit la más reciente publicación titulada: “Los 10 mayores seductores socialistas”, llena de comentarios humorísticos, alusiones y comparaciones con el actual “macho” en Bulgaria.
“No, este no es un sitio nostálgico”, dice Stoyan Galabov, adelantándose a mi pregunta, y explica.
“En varias ocasiones hemos tenido la tentación de llamar a nuestros lectores “nostálgicos”. En realidad, la nostalgia contiene en sí un recuerdo positivo. Se puede sentir nostalgia por algo que fue bueno y positivo. Sin embargo, para la mayoría de nuestros lectores, el socialismo (es decir el comunismo) no se asocia con buenos recuerdos y por eso no podríamos llamar el sitio nostálgico, de ninguna manera. Es un sitio que provoca acalorados comentarios y que es más bien un sitio para debate y no necesariamente para recuerdos y sentimientos nostálgicos”.
En realidad, no hay manera de que los relatos y sobre represalias por motivos políticos, los campos de concentración y los fusilamientos provoquen sonrisas de enternecimiento ni reminiscencias nostálgicas. Difícilmente nos enternecerían los recuerdos de las tiendas vacías, la falta de productos, la censura y las colas que había que hacer en el Departamento Consular del Ministerio del Interior para obtener el visado “de salida”, es decir el permiso para viajar al extranjero.
Sin embargo, una parte de la población búlgara siente nostalgia por la época del llamado “socialismo maduro” cuando todos iban cada año de vacaciones a la costa del mar, tenían trabajo garantizado, contaban con atención médica gratuita y los niños recibían excelente educación en la escuela del barrio o de la aldea.
¿Por qué prevalece la nostalgia por el socialismo no solo en los mayores, sino también en medio de la gente joven, que tan solo ha oído hablar de aquellos tiempos?
“Eso mismo me pregunto yo”, responde Milen Danev. “Tal vez la explicación estribe en el hecho de que la transición búlgara a la democracia fue bastante diferente de la que hicieron los demás ex países comunista. De ahí que en los años 90 la gente tenía mayores expectativas. Las cosas no evolucionaron como se habían imaginado y por eso evocan ahora el pasado”.
El pasado es un puzzle. Es como un espejo roto: si intentas juntar las piezas, te harán algún corte, sin falta. Tu imagen reflejada en ese espejo cambia, y con ello cambias tú también, dice una fábula. Tal vez por eso los búlgaros experimentemos continuamente la necesidad de volver atrás, ensamblar los fragmentos del pasado y escrutar nuestra imagen reflejada en él buscando una explicación del difícil presente que vivimos.
Versión en español por Raina Petkova
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