El conjunto “Kipri” (que en español significa guapetonas) reúne a mujeres de diferentes edades, enamoradas del folclore búlgaro. La idea de crear la formación, la selección de cantantes y de repertorio es obra de la directora del conjunto, la cantante folclórica, Iliana Naidenova.
La sensación de estar en un concierto suyo es esplendida. Y no es ninguna casualidad, ya que el nombre del conjunto Kipri lo lleva en sí. Es una palabra antigua búlgara que significa “bello” o “guapo”. El conjunto ofrece su bella música presentada de forma exquisita y con una actitud muy personal, asegurando de esta manera el valioso contacto entre el intérprete y el espectador.
“Gran parte de las cantantes del conjunto son discípulas mías y las siento como hijas propias”, dice Iliana Naidenova. “No se si es por las buenas relaciones que tenemos, pero creo que ellas, independientemente de cómo se van a desarrollar sus vidas, siempre estarán junto a mi en el conjunto Kipri. Primero empezamos a imponernos como formación en el extranjero. Varias veces hemos estado en Turquía: en Estambul, en Ankara y en la ciudad marítima de Inebolu. El año pasado cantamos en un festival internacional en Rumania. Las cuatro jóvenes que representaron al conjunto consiguieron uno de los premios y me hicieron sentir muy orgullosa. En 2014 participamos en dos festivales en Bélgica, y también en el evento «EXIT», en Serbia. No hace mucho me llamó el productor belga y fundador de la marca de música etno «Fusion Embassy», Tim Gubel, quien presentó al mundo el conjunto Oratnitsa, que el 12 de diciembre celebrará su cumpleaños al que estamos invitadas a cantar. Con dos de los músicos del Oratnitsa hicimos en común un proyecto de música etno. Nuestra idea es atraer la atención del público joven”.
La formación Kipri ensaya en la Casa de Cultura “Dimitar Dinev”, de Sofía. “Trabajamos muy bien con el equipo, todos nos apoyan y nos quieren”, señala Iliana Naidenova.
En el grupo Kipri hay dos estudiantes de la Escuela Nacional de Música de Sofía. Es parte del conjunto también la primera discípula de Iliana Naidenova, Nadia. A una de las chicas, además de la música folclórica, le encanta escuchar y cantar rock. La integrante más recientemente ingresada es la hija del renombrado violinista Nikolai Petrov.
“¿Cómo nos conocimos? Nuestros caminos hacia el conjunto Kipri han sido diferentes, cada una de nosotras viene al conjunto cargada de energía, somos unidas y cantamos con ganas. A mí las melodías de la región de los Rodopes me gustan mucho. Una de las canciones, la llamada “Sonio, sonio”, la interpreto como solista. Yo fui una de las partícipes en el festival internacional de Rumania. Creo que ahí destacamos con la fuerza de nuestras voces”. Son palabras de Nadia Popova que se ha graduado por la escuela musical en Shiroka Laka, y luego por la Academia de Plovdiv.
Viara Misheva, nieta del coreógrafo Todor Karapchanksi: “He crecido con la música popular búlgara, la amo y esto es lo que me llevó al conjunto Kipri. Espero que la gente a mi alrededor pueda sentir que canto con placer. Iliana es exclusivamente paciente con nosotras. La mayoría somos cantantes no profesionales e Iliana nos enseña, nos alienta y gracias a ella tenemos el valor de presentarnos frente al público. Nos sentimos como una familia”.
Irena Chakarova se unió al conjunto atraída por la música que había oído durante sus ensayos y se quedó en la formación. “Lo que me atrae es el ambiente. Iliana es una persona muy cordial, tiene la capacidad de unir a la gente, de decir las cosas apropiadas en el momento oportuno. Es un reto para mí poder escuchar unas voces tan bellas, fuertes y claras y quiero ser como ellas. Amo la música folclórica. Se que no es una música comercial, pero hay muchos jóvenes que la escuchan y aprecian. Cada región folclórica tiene su encanto y ya que soy de Ruse, las canciones del norte son mis preferidas”.
Forma parte de Kipri también la sobrina de Iliana, Polina Ivanova, que ha cantado en el concierto junto con su tía y su abuela, la cantante de la región Shope Sanka Misheva. “Mi familia es grande y mantiene vivas sus tradiciones. Solemos cantar cada vez que nos reunimos. Mis primeros recuerdos de la infancia se asocian a las lecciones de mi tía, la escuchaba con un gran interés y siempre me imaginaba cómo iba a ponerme junto al piano y ensayar con ella. Trabajo en el área de las artes aplicadas, estudio en el Colegio Bilingüe de Alemán, todavía estoy formándome pero creo que la canción tradicional siempre me acompañará. Crecí en medio de cantantes de la región Shope, esta música la siento cercana y no pierdo la oportunidad de bailar danzas Shope”.
Iliana Naidenova añade: “De la generación de mi madre pasamos por la mía, por la de los estudiantes y llegamos a los niños. Este año en el festival de Primorsko titulado “Orfeo canta con el mar”, la discípula más joven era mi hija de tres años, Bozhidara. Antaño el folclore era parte del día a día, ahora es un arte. Recuerdo como mi abuela Raina cantaba al amasar el pan. De esta manera introducía la energía positiva en la masa. Ella cantaba en todas las reuniones familiares y mi madre y mi tío la acompañaban. Esto es lo que quiero transmitir a la pequeña sociedad del conjunto Kipri.”
Versión en español por Ruslana Valtcheva
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