Hacen justo 10 años desde que apareció el primer formato televisivo musical tipo reality show en el éter búlgaro. A finales de 2004, el público se pegaba a las pantallas de televisión para ver y valorar a los talentosos participantes en el programa “Yo canto en la Banda Ku-ku”. Luego vinieron los programas de telerealidad “Academia de Música”, Star Academy (denominado Operación Triunfo en los países hispanohablantes), Music Idol (la versión búlgara del programa británico Pop Idol), La Voz de Bulgaria y X Factor (denominado Factor X en España ). Sólo dos de las competiciones son búlgaras, el resto son formatos extranjeros. Con el transcurso del tiempo, las críticas a esos formatos se han intensificado porque resulta que no son una buena práctica para el desarrollo de los talentos jóvenes. Muchas veces, después de finalizar el formato, los vencedores quedan en el olvido porque no hay productores musicales dispuestos a invertir recursos en el desarrollo de las carreras profesionales de los cantantes jóvenes. Y si los propios intérpretes no son activos y no continúan trabajando, estudiando y avanzando, no se pueden aprovechar de sus 15 minutos de fama mediática.
Vivimos en una sociedad de los negocios y el mercado musical de Bulgaria es pequeño. Durante la competición televisiva, los talentosos participantes están presentes en todos los medios de comunicación. Conceden entrevistas a programas televisivos, están en las páginas de las revistas y los periódicos. Toda esta sobreexposición mediática se hace por supuesto con el objetivo de que los productores del formato obtengan algún beneficio. No está claro hasta qué punto esta presencia ayuda a los intérpretes jóvenes. Y a pesar de todo, señalan que disfrutarla es una gran oportunidad para ellos. Escuchamos por primera vez el nombre de Mihaela Fileva precisamente en el escenario de Factor X .
“Participar en ese formato fue un paso importante para mí porque el formato, además de popularidad, le da a uno mucha experiencia”, señala la cantante. “Ahí estás obligado a ofrecer el máximo de tus cualidades profesionales para que tus interpretaciones puedan ser adecuadas a las exigencias de ese gran escenario.”
Mihaela Fileva no ganó la competición pero, a pesar de ello, desarrolla una carrera profesional de éxito. La respalda una casa productora de música, estudia en la Academia de Música y trabaja sobre un álbum debut.
Magi Dzhanavarova señala: “Tengo buenos recuerdos, el formato me dio mucho. Fue el paso más importante de mi vida y algo con que había soñado durante mucho tiempo. Aprendí a trabajar en equipo, conocí a músicos excelentes. Sin embargo para tener éxito, uno debe saber qué quiere y cómo conseguirlo. Hace falta ser persistente, perseguir tus sueños, no dejar de luchar en los momentos difíciles”.
Magi Dzhanavarova ha editado su álbum debut, denominado “Primer paso”, con la ayuda de un productor musical, sin embargo, luego ha seguido su camino sola.
Nevena Tsoneva, vencedora del espectáculo musical “Music Idol”, también tiene un álbum, y ha ganado un litigio contra su productora musical por incumplimiento de compromiso. Hablando de arte, llegamos al dinero.
La cantante Maya Neshkova empezó su carrera en el año 1973 en el primer programa radial tipo reality show, “Trombata na Vili”: “Sigo esos programas y encuentro lo positivo en ellos. Ofrecen muchas ventajas para los participantes, ya que en esa competición pueden conocer su capacidad en una situación extraordinaria. Por supuesto, hoy en día todo se hace de manera comercial. Lo malo es que en vez de una oportunidad para su desarrollo, los niños talentosos se ven sobreexpuestos hasta el punto de que ya no son interesantes para el público. Somos un país pequeño, cada error o cada desviación se castigan y nadie te puede explicar por qué ya no le gustas al público”.
He aquí también la opinión de Maria Mutafchieva del tan amado grupo Marry Boy´s Band: “Ser famoso es un engaño con encanto. Y para los niños que participan en esos formatos musicales la fama es lo más importante. Ellos buscan el camino corto hacia la fama. En realidad para un músico de verdad el principio es a los 5 ó 6 años de edad con clases de música con algún instrumento. Ahora vemos a personas que tienen talento, pero no están preparadas para el escenario. La música debe pasar por uno, debe tocarle el alma y luego salir al mundo. Es entonces cuando el artista puede encontrar su estilo. De todo corazón deseo a las personas talentosas de Bulgaria que tengan su oportunidad de desarrollarse después de haber participado en un formato tipo reality show.”.
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