Es uno de los instrumentistas más conocidos en Bulgaria. Su nombre se asocia a las orquestas de los años 50 y 60 del siglo pasado que marcaron hitos en la historia del jazz en Bulgaria y fueron premisa para la variedad que ostenta hoy en día este género en los escenarios modernos.
Recibió formación clásica en la Escuela de Música de Sofía pero muy pronto “decepcionó” a su maestro de clarinete porque descubrió la magia de la “música libre”, a la que se dedicó por más de seis decenios. En los últimos años no toca en el escenario y se dedica más que nada a la docencia.
Al evocar su primer encuentro con el jazz y sus primeras actuaciones, Badema dice:
“Cuando yo era escolar, en las fiestas se tocaba más que nada rumba. Empecé a tocar jazz algo más tarde. Después del 9 de septiembre de 1944, cuando el poder en Bulgaria fue asumido por el Frente de la Patria, en el país había varias misiones extranjeras: norteamericanas, inglesas y de otros países. El jazz aún no estaba prohibido. La prohibición vino más tarde, cuando las misiones cesaron su actividad… El jazz fue declarado un estilo “decadente” y el saxofón era definido como “instrumento capitalista”. Independientemente de ello, en los años 50 del siglo pasado, en Sofía, Plovdiv, Ruse y otras ciudades había músicos que tocaban jazz. Bozhidar Sekelarev, director de la orquesta Los Optimistas, firmó un contrato con el Teatro Circense Estatal de Bulgaria, gracias a lo cual podíamos viajar al extranjero. Actuaban como solistas las cantantes Lea Ivanova, Snezhka Dobreva, Liana Antonova. Hacíamos matinés antes de los espectáculos y tocábamos un repertorio de “música prohibida”. Luego empecé a tocar en la orquesta de Vasko Alipiev en la cervecería del hotel Bulgaria, en Sofía. Se podía escuchar jazz también en el Bar Nocturno Astoria, ya que en aquel entonces gran parte de los clientes de los establecimientos nocturnos eran extranjeros y no había control sobre el repertorio de los músicos que tocaban ahí. Un día me topé con la gran cantante Lea Ivanova y ella me invitó en su orquesta. Había firmado un contrato para cantar en Alemania, necesitaba un saxofonista y me invitó a mí. En un pasaje del tranvía, ya en el momento no disponíamos de otro papel, Lea escribió una nota al funcionario de la Dirección de Conciertos (el ente público que a la sazón administraba la actividad musical en el país), de quien dependía que me concedieran un pasaporte para el extranjero. Esa nota me pareció poco seria pero la verdad es que sirvió para que me dieran pasaporte y marché a Alemania”.
En ese país Badema tocó en múltiples conciertos en el cabaret Friedrichstadt-Palast, donde la orquesta de Edi Kazasian y Lea Ivanova participaban en el programa. Más tarde, en Alemania, Badema trabajó para la orquesta de Edouard Lindenberg, el sexteto de Horst Kruger, la orquesta de Claus Lentz. Al cabo de 10 años de trabajo activo en Alemania regresó a Bulgaria y trabajó con el grupo Makove, que acompañaba a la cantante pop Lili Ivanova.
Sin embargo, en Bulgaria Badema es conocido más como solista de la Big Band de Radio Nacional de Bulgaria. Centenares de piezas, grabadas con su participación, integran el Fondo Musical de este medio de comunicación. Durante largos años Emanuil Manolov-Badema dirigió también la orquesta Dixye Swing, una agrupación no muy grande en la que tocó hasta hace unos años y que editó un disco compacto.
El 18 de diciembre, los colegas de la Big Band de esta emisora y su director Antoni Donchev celebrarán el 80 aniversario de Emanuil Manolov-Badema con un concierto que estará dedicado también a otros dos músicos cuyos nombres se asocian a la historia de esta orquesta: Gencho Vartovski, que acaba de cumplir los 70 años, y el inolvidable Vili Kazasian, que condujo largos años la agrupación y cuyo 80 aniversario celebramos también este mes.
Versión en español por Raina Petkova
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