Un vídeo está recorriendo las redes sociales en los últimos 30 días no dejando de acaparar la atención por su sinceridad y colorido.
En el edificio semiderruido las palabras rebotan como balas para evocar un mundo perdido. Bambá Malinké, de Mali, canta su triste canción pero paulatinamente aquella tristeza se convierte en esperanza y de su desgracia emerge un sueño hecho realidad: “He abandonado mi país para construir un mundo nuevo. La canción Sofia Dream expresa mi respeto por la ciudad y mis expectativas de encontrar más esperanza tras haber vivido días de grandes apuros en mi país de origen - dice Bambá. Estando en Sofía vuelvo a sujetar mi vida en mis manos, veo que el horizonte es luminoso y que tengo una segunda oportunidad” -.
Bambá Malinké tiene 27 años de edad. Tres años atrás los islamistas irrumpieron en su país, fueron imponiendo la Sharia y ensangrentaron a su patria. Pero Malinké no se resignó y fue componiendo y cantando una canción sobre la libertad de las religiones.
“Es que todas las religiones conducen a Dios,” dice el cristiano recién convertido y reclama amor, hermandad, reconciliación. Se llegó así al luctuoso desenlace: sus padres fueron asesinados, y Malinké huyó de su patria para arribar a Bulgaria. Hoy disfruta de libertad, empleo, amigos. Uno de sus amigos mayores es el macedonio Filip Lazarevski, también de 27 años de edad y que igualmente ha optado por asentarse en Sofía. Es el productor de su tema musical común titulado “Sofia dream”. Le preguntamos sobre lo que lo inspira residiendo aquí: “Es la ciudad misma, el espíritu de Sofía, las personas que la habitan, la cultura. Esto mueve a la gente a componer canciones, a referirse a la ciudad y sentirse inspiradas por ella”.
Filip dice que su amigo Malinké es un buen ejemplo para todos los refugiados porque se ha desarrollado. Desde luego, Bulgaria no es un país sin problemas pero es país mucho mejor frente a los países de origen de los refugiados. Malinké está consciente de ello: “Bulgaria es para mi un país de acogida extraordinariamente grande. Estoy encantado de estar aquí, de pasearme libremente por las calles, de vivir en paz y seguridad. Es cierto que muchos refugiados tienen la mirada puesta en Occidente pero esto es asunto de elección individual. Creo que la gente que viene a Bulgaria desconoce las verdaderas capacidades de este país y esta es una de las razones que los mueve a viajar a otros países. Yo, en cambio, me siento bien y prefiero quedarme aquí. He encontrado amigos, tengo empleo y soy feliz”.
Actualmente Malinké y Filip están preparando el estreno del vídeo de la canción. Como decíamos al comienzo la acción se desarrolla entres las ruinas de un edificio abandonado.
“Ahora vamos a presentar el video oficial - dice Filip. Creo que esto ocurrirá a comienzos de agosto y el rodaje se hará en el mismo ambiente pero se contará con la coreografía de bailadores profesionales. El edificio que sirve de fondo en el video clip se encuentra en las afueras de Sofía, es parte de la antigua Academia de Ciencias Públicas y Gestión Social. El interior del edificio es estupendo, la estructura del propio edificio es muy hermosa. Por desgracia, no está habitado desde hace años y está condenado a la ruina”.
Malinké y Filip se preparan, asimismo, para conciertos en balnearios del litoral búlgaro del Mar Negro y a finales del verano habrán concluido la composición de su segunda canción común: “Este segundo tema se titula “Be happy” y trae el mensaje de que uno sea feliz con lo que tiene, con el día que tiene por delante al despertar, con lo que hay creado él solo. En fin uno ha de ser feliz por el mero hecho de seguir viviendo”, dice Filip.
Los dos amigos se sienten felices con el empleo que tienen. Filip trabaja de diseñador gráfico y Malinké se desempeña en un Centro de Llamadas.
Versión en español por Mijail Mijailov
Los búlgaros de Besarabia son una parte “indisoluble del cuerpo búlgaro, de la comunidad búlgara espiritual y cultural. Persistirán ya que el lazo entre ellos y nosotros es inquebrantable”, se señala en el único número del periódico Besarabia búlgara..
La vida de los búlgaros en la República Checa es muy ajetreada. Trabajan en masa en distintas fábricas, el trabajo es por turnos, el cansancio se acumula y la gente no quiere viajar a la capital un domingo sólo para poder votar. Así explica Irena..
La jornada electoral en Reading, al sureste de Inglaterra, transcurre con calma. Se espera que voten unas 300 personas y en el único colegio electoral de la ciudad se puede votar sólamente en papel. Es la segunda vez que este colegio electoral cambia..