Según datos recientes del Banco Central de Bulgaria para los primeros ocho meses del año, las inversiones extranjeras en el país han sido un 12% menos que el mismo periodo de 2014, cuando su valor total alcanzó los 1,3 millones de euros; un resultado mucho más pequeño que el volumen de los fondos invertidos en Bulgaria a finales de la primera década del siglo, cuando se registraron montos de inversión anual del orden de 8 a 9 mil millones de euros. Éstos, sin embargo, se esfumaron con el colapso de la burbuja inmobiliaria en el país.
Actualmente las cosas han cambiado y las inversiones extranjeras se rigen en grado mayor por las posibilidades reales y potenciales del mercado búlgaro. Las estadísticas oficiales indican que hasta finales de agosto un poco más de 900 millones de euros, en capital fresco, han entrado en Bulgaria principalmente de Holanda, Francia y Austria.
Las expectativas de la Agencia de Inversiones búlgara, sin embargo, se mantienen optimistas, pronosticando un crecimiento anual de casi un 5% en comparación con el año pasado. Este optimismo se comparte, en gran medida, por los observadores económicos y por los propios inversores potenciales. Varios enormes —para la escala del país— proyectos de inversión ya están en diferentes fases de realización: hasta el momento, en lo que va de año se han invertido impresionantes cantidades de dinero en una serie de empresas TI búlgaras; la ola de centros de subcontratación y de llamadas de grandes empresas internacionales continúa y ya hay escasez de mano de obra cualificada; el sector de las telecomunicaciones se ha animado gracias a un gran negocio, avanza la realización de un significativo proyecto turístico francés en la montaña de Rila; varios grandes inversores chinos decidieron adentrarse en Europa desde Bulgaria. Además, hay constante interés extranjero en la apertura de nuevas plantas de piezas de repuestos y conjuntos para automóviles. El comercio electrónico en línea, que disfruta de una creciente atención y popularidad entre los consumidores búlgaros, también recibió un flujo de capitales extranjeros.
Una conferencia internacional sobre inversiones celebrada durante la semana ha dejado claro que en los círculos empresariales reaparece el interés en Bulgaria y la región. Es poco probable que esto se deba a un impresionante crecimiento del mercado nacional, más bien es resultado de la estabilidad política y macroeconómica, y, ante todo, de la mejora de las condiciones para hacer negocios a nivel local. No es por nada que este país se ha ganado una muy buena posición en cuanto a la protección de los inversores, la 14ª a nivel mundial, en el prestigioso ranking Doing Business 2016: Medición de Calidad Regulatoria y Eficiencia.
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