No hay nada mejor que empezar el día con una sonrisa. Antes de la era de Internet y los numerosos chistes fácilmente accesibles allí, las caricaturas en los periódicos traían todos los días una dosis de humor. Una sentencia china reza que una imagen vale más que mil palabras, y pese a que las tiradas de los diarios en todo el mundo se reducen, las caricaturas persisten.
Lo demuestra también el interés en el Festival Balcánico de las Sonrisas, que tiene por objetivo mostrar el sentido del humor de los pueblos de esta región. Yulián Stankúlov, director creativo de la Fundación “Imeón–Balkanes”, organizadora del certamen, refiere lo siguiente sobre la idea de la exposición.
“Durante el verano del año pasado se celebró el primer Festival de Verano de las Sonrisas. El actual es balcánico, y su idea es mostrar de qué se ríen los pueblos en esta zona. En el evento participan 30 artistas de nueve países de los Balcanes. La exposición presenta más de 120 obras. Lo mejor es que en la caricatura se puede satirizar todo, da a las personas la libertad de expresar lo que piensan y decir la verdad con la sonrisa. Mi caricatura favorita es la que hemos puesto en las pancartas, su autor es Iváylo Tsvetkov. Puesto que Bulgaria es anfitriona del Festival, es bueno que sea un búlgaro quien presente la muestra con su obra. Es muy importante el hecho de que, a pesar de lo que ocurrió en Francia, los caricaturistas siguen teniendo el coraje de decir la verdad a la sociedad”.
La exposición presenta los problemas actuales y las peculiaridades del carácter balcánico de una manera que provoca una sonrisa: desde la abuela, que da la bienvenida a los refugiados en el jardín dándoles una azada, hasta el político cuya boca está sellada con un billete de 500 euros y se calla.
Describir los recientes acontecimientos de una manera seria y, a la par, ingeniosa, sin ofender a nadie, es una capacidad que pocas personas poseen. Los caricaturistas, con su ingenio agudo y su lápiz aún más afilado, registran la historia de esta parte del mundo de una manera única. Alexánder Bozhínov (1878-1968), uno de los patriarcas de la caricatura búlgara defendía la siguiente tesis: “La caricatura debe ser, antes que nada, arte, una obra de arte, y como tal, no puede ser vulgar ni ofensiva. Yo estoy en contra del derramamiento de sangre. Si hay alguna caricatura mía que sea drástica, si he representado algún suceso donde ha habido derramamiento de sangre, esto no quiere decir que esté en contra del lugar donde esto ha ocurrido sino en contra de los métodos, contra la acción”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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