Viajar casi sin gastar dinero, sin segregar emisiones nocivas al medio ambiente y, al mismo tiempo, poder deleitarse de la naturaleza hermosa a tu alrededor sólo es posible si lo haces montando en bicicleta. El ciclismo en las grandes urbes del país va cobrando una popularidad cada vez más importante para personas de muy diversa edad. Sin embargo, pedalear en bici por las carreteras del país entraña numerosos riesgos. Los problemas son idénticos en todas partes y se derivan, básicamente, del hecho de que la bicicleta no figure como prioridad en las estrategias principales de desarrollo del transporte. Existe una desigualdad entre los ciclistas y los conductores de vehículos en las carreteras nacionales.

Además, no se han elaborado normas para colocar señales en las rutas ciclistas a pesar de haberse promovido varias iniciativas en la señalización de un centenar de kilómetros de la popular ruta ciclista europea, que discurre por las zonas que bordean el Danubio. La necesidad más importante es la de encontrar recorridos no cargados por los cuales se pueda transitar en forma segura montando una bicicleta. Hay que decir que la deficiente pavimentación de algunas carreteras es también generadora de problemas.

La buena nueva, según Kiril Kaloyanov, de la Asociación Búlgara de Turismo Alternativo, es que el transporte ferroviario en este país no se niega a transportar a pasajeros con bicicletas. Sin embargo, no siempre se encuentran habilitadas áreas para ellos y esto reduce la comodidad en el viaje. Hace unos días se celebró en Sofía una conferencia dedicada a los problemas del cicloturismo en los países de la región de Los Balcanes. Los participantes de Serbia, Croacia, Rumanía y Bulgaria presentaron su experiencia e ideas para el desarrollo de la infraestructura ciclista −Kiril Kaloyanov esboza a continuación la participación búlgara en la red de rutas ciclistas en Europa−. “

En Bulgaria, a lo largo de las fronteras septentrional, meridional y occidental del país pasan las dos rutas ciclistas europeas. El largo del tramo danubiano es de unos 600 kilómetros. El otro itinerario llamado “la Ruta del Telón de Acero”, muy frecuentemente zigzaguea y cruza la frontera, y el tramo búlgaro en el mismo supera los mil kilómetros. El problema en este caso concreto reside en que esta ruta discurre por un terreno montañoso y es adecuada para un grupo pequeño y bien preparado y equipado de cicloturistas. A nivel europeo, se han hecho públicos mapas detallados de las dos rutas por las que circulan sobre todo extranjeros. En Bulgaria no se han hecho la respectiva señalización, ni se ha acondicionado la infraestructura indispensable para los turistas.

Delian Todorov es representante de la asociación “Velo Ruse” En proximidad a esta mayor ciudad danubiana búlgara discurre una ruta europea que enlaza el Atlántico con el mar Negro. Está designada con el nombre de Euro velo 6. Los socios del club ciclista de Ruse se proponen transformar ese ciudad en “capital ciclista” en el tramo búlgaro del río Danubio.

Nuestro tramo es muy atractivo para los veloturistas porque cruza por zonas de paisajes muy pintorescos, dice Kaloyán Todorov. La ruta búlgara discurre bordeando el Danubio y concluye en la ciudad de Silistra. Este tramo está siendo utilizado por la gente de la región. Los turistas de occidente disponen de mapas, pero en Bulgaria no hay infraestructura concreta para los ciclistas y se emplean las carreteras de transporte automotor. La ruta no está asegurada. Nuestra asociación procura divulgar información actualizada sobre las carreteras que los ciclistas deben evitar y de las que pueden utilizar, por no encontrarse tan cargadas de tráfico. Quisiéramos que los cambios a favor de los ciclistas en Bulgaria se produjeran con una mayor rapidez. Sin embargo, la experiencia enseña que cada vez que hay un relevo en los gobernantes aparece la necesidad de esclarecerles los provechos y los objetivos de la asociación ciclista. Esto lleva mucho tiempo pero no perdemos la esperanza.

Problemas similares existen también en la orilla opuesta del Danubio. Los esboza Mircea Crisbasanu, representante rumano de la “Cycling Romania”.

En la región vinícola, próxima al río Danubio, y no lejos de Bucarest, nos hemos centrado simultáneamente en el desarrollo del ciclo turismo y el del turismo ecológico. Con la asistencia del Servicio Voluntario Europeo hemos construido 7 rutas ciclistas asfaltadas y off road. Colocamos la señalización respectiva. Medio millar de personas, aproximadamente, llegaron para ensayar el trayecto en el primer año. Luego su número aumentó a más de 1500 y eso sólo en doce meses. Lo anterior es un ejemplo sobre el potencial que tienen los pequeños núcleos poblacionales para el fomento del turismo a través de la creación de nuevos recorridos, ignorados pero atractivos al ser descubiertos por los ciclistas.

Versión en español por Mijail Mijailov