El 29 de enero City Mark Center organiza una matinée dedicada a Vasko Arabadziev, uno de los más grandes violinistas del siglo XX. Nacido en 1926, abandonó este mundo en 1978 en Alemania. Se fue a Europa occidental unos 20 años antes, junto con su madre. Después de que ella muriera comenzaron duros años para el músico. Se quedó en Alemania y en su patria fue declarado “una persona que no debe regresar”, un pecado imperdonable en los años del llamado “Telón de acero”.

Sus grabaciones fueron prohibidas y no se transmitían por la Televisión y la Radio Nacionales, incluso fue expedida una orden de ser destruidas. No es casual que el concierto del domingo se denomine “El Olvidado”. Niños de la Escuela Nacional de Música Liubomir Pipkov ejecutarán piezas del repertorio de este legendario músico búlgaro. El ingeniero Hristo Vasilev, posesor de la más importante colección de grabaciones de Abadzhiev, ha seleccionado algunas de las piezas.

El programa ha sido preparado por Alexander Abadzhiev que durante cuatro años acompañó al virtuoso en todos sus conciertos. Él contará interesantes momentos de la amplia biografía de su amigo. A pesar de la coincidencia en los apellidos, ellos no son parientes. Cuando se conocieron, Alexander tenía 17 años de edad y Vasko Abadzhiev, 26.

Nos conocimos por casualidad, recuerda Alexander Abadzhiev. Yo estudiaba composición con Pancho Vladiguerov y piano con Andrey Stoyanov. Vladiguerov se había encargado por completo con los cuidados de Vasko Abadzhiev después de la muerte del catedrático Nikola Abadzhiev, padre de Vasko y ex rector del Conservatorio de Sofía. Es sabido que Vasko no podía valerse de sí mismo en la vida cotidiana ya que padecía de una enfermedad psíquica. Recuerdo una propuesta del catedrático Vladiguerov que me sorprendió mucho ya que quería que jugáramos a bolitas de cristal con el virtuoso violinista que ya gozaba de enorme popularidad. Las salas apenas daban cabida al público, las entradas para sus 5-6 siguientes se agotaban y la gente hacía cola durante horas. El entonces secretario general del Partido Comunista Búlgaro, Valko Chervenkov, se ocupó de su desarrollo musical. Aumentó el número de sus conciertos y comenzó una odisea en que a mí me tocó el papel del chico con Vasko ensayaba. En los conciertos tocaba solamente con Pancho Vladiguerov, y en la ciudad de Plovdiv con Ruslan Raichev.Durante cuatro años viajaba con él y le ayudaba en todo lo que necesitaba. Sacrifiqué gran parte del tiempo en que yo mismo tenía que estudiar pero sin duda estuve al lado de uno de los más grandes violinistas del siglo XX. Se dieron cuenta de esto todas las personas que el 14 de enero de 1932 presenciaron su primer concierto. Entre ellos hubo destacados científicos y músicos que decían: “Fuimos al concierto por el respeto que tenemos a su padre pero no podíamos irnos embelesados por su enorme talento”. Después conocí a Yehudi Menuhin que sabía que la prensa del mundo escribía sobre Vasko llamándolo “Paganini del siglo XX” y “el segundo Menuhin.

El señor Alexander Abadzhiev cuenta, además, que en la casa de David Oistrach vio fotos del renombrado concurso Eugen Izai organizado en Bélgica, en 1937,cuando el gran violinista ruso Menuhin recibió el primer premio y a Vasko le entregaron un premio exclusivo ya que todavía era niño. En una de las fotos la reina Elizabeth está rodeada por los participantes en el concurso, en otra, Vasko Abadzhiev aparece subido en los hombros de Oistrach. Entonces el niño prodigio y su madre, que era pianista y acompañaba sus interpretaciones, recibieron una invitación por la reina de tocar ante la elite real, política y cultural de Bruselas.

El éxito era enorme. Al año siguiente, el violinista ganó el primer premio del concurso Fritz Kreisler, en Lieja. Como una persona que tuvo un trato cercado con el genio, y como su biógrafo, Alexander Abadzhiev puede hablar durante horas sobre la vida, los éxitos y los últimos años del violinista en Alemania. Para asegurar su manutención el genio tocó en un restaurante donde tenía un público apasionado. Espero que en el concierto del domingo vengan aficionados suyos. Para los músicos jóvenes sin duda será interesante abrir estas páginas desconocidas de la historia de nuestra cultura, agrega Alexander Abadzhiev.

Versión en español por Hristina Taseva