La pequeña ciudad de Téteven, en el centro norte de Bulgaria, se encuentra al pie de la Cordillera de los Balkanes. Sus verdes colinas y las aguas cristalinas del río Vit, que cruza la villa, proporcionan frescura en el calor estival.



En días recientes en Téteven tuvo lugar el festival de la sopa de pescado en salmuera preparada según una receta local. La celebración del festejo data desde apenas dos años. En cuanto a la propia sopa, dicen los locales que es el entremés perfecto para tomar con la rakía, una de las bebidas alcohólicasmás populares en Bulgaria. El color de la sopa es rojo y los sabores se entremezclan en una amplia gama que va de lo picante a lo ácido y lo salado.

Una de las casetas más grandes donde a los visitantes se servía, gratuitamente, de la sopa local era la del Servicio de Bomberos. Sonrisa en boca los bomberos bromeaban: “Hemos advertido a los lugareños que hoy tengan mucho cuidado con lo que hacen porque no pensamos trabajar durante el festejo”. Afortunadamente, no hubo tal necesidad. Canciones, danzas y muchas anécdotas del pasado y el presente propiciaban el buen humor en los asistentes.



Borís Vrábevski, teniente de alcalde de Téteven, contó historias interesantes sobre el pasado de la región y expresó su alegría de que por segundo año el festival reúne a numerosas personas de todos los confines del país. Según el representante del Ayuntamiento, este era el camino de preservar la cultura y las tradiciones de la localidad, y con ellas, el espíritu de sus habitantes. La educación de los niños y las buenas relaciones en el ceno de lafamilia son unos de los valores que se tienen en alta estimaaquí.

Los primero pobladores de la zona de Téteven se remontan a tiempos muy antiguos. Algunos creen que el nombre deriva de la estirpe de los Tetyov que se estableció en estas tierras y fundó la ciudad. Otros sostienen que el nombre de Téteven está asociado con la palabra tetiva (en español, cuerda de arco) porque la ciudad se estira como cuerda de arco a lo largo del río Vit. En el pasado, en la ciudad, conocida en aquel entonces por el nombre de Altán Téteven (Téteven dorado), estaban desarrollados 27 oficios artesanales y los comerciantes locales eran muy exitosos y respetados en todas partes.La sayalería, la marroquineríay la talla en madera son sólo algunos de los oficios artesanales que hicieron famosa la región. La pesca sigue siendo hasta hoy en día una ocupación diaria. En 1801 Téteven fue atacado por bandoleros kurdjalíi (en el Imperio Otomano ladrones organizados generalmente en grupos, bajo el mando de expertos en asuntos militares) y quedó devastado y casi reducido a cenizas. La ciudad se recuperó en los años 50 a 60 del siglo XIX, convirtiéndose en uno de los centros de la artesanía en Bulgaria.En la actualidad en Téteven se pueden ver un gran número de casas de revolucionarios que lucharon contra el dominio otomano, que han sido declaradas monumentos de la cultura.

Los lugares de interés de la zona que merece la pena visitar son el Museo de Historia de la ciudad, el Monasterio de Glózhene, el Parque de Aventuras “Adrenalina” y la cascada de Skoka. Apropiadas para el paseo son las eco rutas de senderismo en las hermosas inmediaciones de la villa. La frescura y el misterio reinan en las grutas de Sáeva Dupka, Dragánchovitsa y Morovitsa. Al final citaremos al patriarca de la literatura búlgara, Iván Vazov, que dedicó a Téteven estas palabras: “Si no hubiera visitado Téteven me habría quedado como un extranjero más en la madre Bulgaria... Mucho he vagado y divagado pero jamás he visto un paraíso más maravilloso”.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Luisa Lázarova