Vivimos en un mundo falto de espiritualidad en que el dedicar el tiempo libre a una persona necesitada y, de esta manera, aportarle alegría, el compartir la comida con un indigente, el escuchar el dolor de una persona mayor solitaria son muestras de virtudes que implican nobleza del carácter y humanismo. Aunque pareciera que la caridad y la buena acción han desaparecido de este mundo en que vivimos, afortunadamente, han ido surgiendo organizaciones e iniciativas benéficas para recordarnos no olvidar a nuestro prójimo y la gente que necesita de compasión y ayuda.
Una tal organización es la asociación fundada por Blagovest Belchev, que ayuda en su difícil vida cotidiana a personas con discapacidades, niños privados de cuidados paternos y personas mayores solitarias. Una de las iniciativas exitosas de la Asociación, que se desarrolla por cuarto año ya, es la llamada “Llevar a un invidente a pasear en el parque”. Blagovest Belchev cuenta que la idea ha nacido como resultado de las visitas semanales al Hogar para Personas con Discapacidad Visual de Sofía. Nos comentaron que viven cerca del parque pero, debido a sus facultades limitadas, no podían visitarlo. Esto me impulsó a organizar a un grupo de voluntarios y con su ayuda realizar paseos.
Nuestro interlocutor explica que por lo general bastantes voluntarios se unen a esta misión pero que hay momentos cuando no son suficientes. Solidaridad e interés en la iniciativa muestran principalmente jóvenes de entre 20 y 30 años de edad. Hay también voluntarios de más edad pero son mucho menos. ¿Qué tipo de personas se prestan a llevar a los invidentes a dar un paseo y qué es lo que las motiva a hacerlo?
El sentimiento de la compasión y el deseo de ayudar a una persona en necesidad –dice Blagovest Belchev– . Por supuesto, los voluntarios poseen un conjunto de cualidades excepcionales pero las que priman son, precisamente, la compasión, la empatía, el amor por hacer el bien y el deseo de dar algo de sí mismos en beneficio y para hacer feliz a otra persona.
La organización de Blagovest Belchev es iniciadora de una serie de actividades caritativas. La bondad, la generosidad y el humanismo son la base de la labor y las misiones que realizan sus miembros. A veces hacen falta buenos socios y cooperación responsable para hacer que los planes funcionen. Blagovest Belchev explica con qué tipos de dificultades topa la Asociación en su trabajo:
Nuestras iniciativas están relacionadas con procedimientos reglamentarios para la actividad en cuestión y tenemos que cumplir con ciertos marcos legales. Una gran parte de las personas a las que tratamos de ayudar están alojadas en hogares sociales que son dependientes de las municipalidades, y hay que acatar los procedimientos y reglas internos. En la mayoría de los casos contamos con el apoyo y la cooperación de sus directores a la hora de organizar y llevar a cabo nuestras misiones.
Cuando el trabajo que se realiza diariamente se basa en la compasión y la bondad humana, es cuando se puede ver hasta qué punto los búlgaros propenden a ser caritativos.
Lo que he notado en los últimos 4 o 5 años es que hay muchas personas dispuestas a participar en una iniciativa determinada –comenta Blagovest Belchev– . Por desgracia, eso es esporádico y, en la mayoría de los casos, la participación es no reiterada. La gente tiene muchos compromisos en el mundo material que nos rodea. El tiempo es valioso para todos. Estamos agradecidos a todos quienes hayan participado en nuestras iniciativas pero sería bueno realizar labor educativa orientada a crear tradiciones en la ayuda a otras personas. Por supuesto, participar en una misión es una gran ayuda para los necesitados. Sin embargo, sería mucho mejor si el apoyo fuera constante porque las personas desfavorecidas necesitan ayuda todo el tiempo no sólo un día en el año.
En cuanto a si hay que educar a los niños desde pequeños en la empatía y la caridad, Blagovest Belchev opina lo siguiente:
La educación es un proceso continuo, y nunca es demasiado tarde para ello. Aunque, claro está, lo mejor es empezar a involucrar a los niños en este tipo de iniciativas misioneras desde una edad temprana. Esta es una forma de moldear los rasgos del carácter que se reforzarán a lo largo de los años para convertirse en una forma de vida. Lo importante para la formación de los niños no son tanto las palabras y los consejos de los padres sino el ejemplo personal que ellos dan. Si participamos regularmente con nuestros hijos en ese tipo de iniciativas, esto beneficiaría tanto al individuo como a la sociedad.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: blago.bg
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