Cualquiera que decida conocer Bulgaria debe visitar Dóbarsco. La aldea, situada en el valle de Razlog, en el suroeste del país, atrae a miles de turistas. Por primera vez se le menciona en un título del zar Iván Shishmán de 1378 como subordinado al Monasterio de Rila.
El camino a la aldea ondula a través de bosques y extensos prados donde pastan rebaños de vacas, ovejas y caballos. Allí donde el terreno es plano se pueden ver plantaciones que hasta en los más tórridos días de agosto impactan por su asombroso verdor. Agricultores laboriosos han aprovechado las aguas de los arroyos locales estructurando un sistema de zanjas y canales de riego consiguiendo así cultivaren esta zona seca y estéril algunos cultivos. El principal de ellos son los frijoles, de los que los residentes de la comarca se vanaglorian.
El camino termina en Dóbarsco. Las calles de la aldea son empinadas y las casas están posadas de forma escalonada en las laderas meridionales de la montaña de Rila. Cuenta la leyenda que después de la batalla de Belásitsa, en 1014, entre el zar búlgaro Samuil y el emperador bizantino Basilio II Bulgaróctono (el asesino de búlgaros), los miles de soldados búlgaros cegados por orden del Emperador encontraron refugio en Dóbarsco. Tras la derrota, los soldados se dirigieron al Monasterio de Rila. El camino al mismo pasaba por la aldea. Sorprendidos por un invierno crudo y frío, se vieron obligados a quedarse. Durante su estancia descubrieron que el agua de la fuente sagrada, que en la actualidad se puede ver en el patio de la iglesia local, alivia el dolor de sus ojos. Decidieron establecerse en la localidad donde crearon la escuela de música de Dóbarsco, muy conocida en Bulgaria, para ayudar a niños invidentes. La escuela sobrevivió hasta inicios del siglo XX.
En el centro de la aldea serrana se ubica la iglesia de los Santos Teodoro Tirón y Teodoro Stratilat, la única en este país dedicada a los dos santos guerreros. Fue construida en 1614 obedeciendo a las exigencias, introducidas por los gobernantes otomanos,de no distinguirse de los demás edificios ni descollar sobre ellos. Una parte del edificio de piedra y mortero está enterrado en el suelo. No tiene cúpula ni campanario.
En sus paredes gruesas los constructores han dejado un complejo sistema de aberturas que son un acondicionador natural de aire. A ello contribuyen también las ventanas pequeñas que semejan vanos. Antaño, las velas eran de cera pura y su humo formaba una capa protectora natural. Gracias a todo ello, en los años 70 del siglo pasado cuando el templo fue restaurado sólo se eliminó la capa de hollín adherida a las paredes,y los frescos originales aparecieron, conservando sus colores frescos y brillantes. En algunos lugares los restauradores han dejado pequeñas tiras de hollín, a modo de muestra. La iglesia es un monumento de la cultura bajo la protección de la UNESCO y forma parte de los 100 sitios de interés turístico nacionales.
La aldea de Dóbarsco es el punto de partida de varias rutas turísticas interesantes. Una de ellas conduce al homónimo refugio enclavado en las estribaciones de Rila, a 1750 m sobre el nivel del mar. Al este se despliegan los infinitos cerros suaves de la cordillera del Ródope, y al sur se elevan las vertientes abruptas y austeras de la montaña de Pirin. El desnivel es de 700 metros y el sendero es mayormente cuesta arriba durante 10 kilómetros. A uno de los retos de la ruta, La Senda de las Cabras, los turistas llegan sin darse cuenta. La cresta es más empinada, y la subida, más difícil. Sin embargo los esfuerzos se coronan con éxito porque sigue un tramo en declive que predispone a relajarse. En un prado espacioso hay letreros informativos sobre el urogallo común y el rebeco balkánico. Éste último está incluido en los Libros Rojos de Bulgaria y el mundo por ser una especie en peligro de extinción. Su población principal se encuentra en las montañas búlgaras, y se da también en la zona.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Svetlana Dimitrova, en.wikipedia.org y archivo
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