Dórkovo es un pequeño pueblo en el seno de los montes Ródope. Se encuentra en el valle de Chépino, a ambas orillas del río Matnitsa, a unos 15 kilómetros del complejo turístico “Tsigov Chark” y a unos 20 del balneario “S. Constantino y Sta. Elena”, a orillas de la represa de Batak. Calles limpias y casas acogedoras y bien mantenidas reciben a los turistas a primera hora de la mañana. Sorprendentemente la plaza está llena de gente que espera el autobús a la cercana Vélingrad. La ciudad, conocida como la capital de spa de Bulgaria, dista 15 kilómetros. Algunos hablan en voz baja, otros se sientan en los bancos y tranquilamente, sin prisa y sin mirar el reloj nerviosamente, esperan la hora fijada. Pero en la extensa plaza la gente esperando no impresiona tanto como el imponente templo de San Elías Profeta. El campanario se yergue majestuosamente, y los rayos de sol mañaneros juegan en las cúpulas mientras su resplandor ilumina el patio de la escuela cercana, donde no cesa el ruido infantil. La iglesia no es monumento nacional, pero los lugareños afirman que se parece al templo Alexander Nevski de Sofía.
Sobre Dórkovo hay información que data de la Edad Media. El documento escrito más antiguo es del año 1515, y atestigua que desde entonces hasta nuestros días el nombre de la ciudad no ha cambiado. El pueblo es conocido por los amantes del folclore que desean preservar y popularizar el arte folclórico. Desde hace cerca de 20 años aquí se celebra el Festival Internacional de Folclore Auténtico bajo los auspicios del Ministerio de Cultura. En los últimos años el pueblo se ha desarrollado como un lugar de turismo alternativo, especialmente tras 2013, cuando en abrió sus puertas el Museo de Historia Natural “Diorama Parque del Plioceno”.
El museo fue una realidad gracias al importantísimo yacimiento arqueológico descubierto en un pequeño terreno de la zona, con más de 600 huesos de cerca de 30 tipos de animales distintos. Éstos datan del Plioceno temprano, una época de la que no hay hallazgos similares. Aunque ya en los años 30 los lugareños llamaron la atención hacia los huesos de origen desconocido hallados en la zona, no se hizo nada hasta los años 80, cuando geólogos de la Universidad de Sofía descubrieron el yacimiento de fósiles. Por iniciativa del prof. Nikolay Spasov, el Museo nacional de Historia Natural de la Academia Búlgara de Ciencias, en colaboración con el Museo Nacional de Historia Natural de París, organizó un estudio de la zona. Tras tres años de investigación, la expedición búlgaro-francesa llegó a la conclusión de que éste era el mayor hallazgo arqueológico de los Balcanes, y el segundo en importancia de Europa. En 1990 el depósito fue declarado monumento natural. Por idea del director de la expedición, el prof. Herbert Thomas del Collège de France, con participación activa de científicos del Museo de Historia Natural de la Academia Búlgara de Ciencias, y con fondos del programa operativo “Desarrollo Regional” se construyó el museo actual.
La forma cilíndrica del edificio atrae la vista desde lejos. Se trata de una estructura metálica forrada de madera y con una cúpula de cristal. La idea de sus creadores es que parezca una colmena. Fue declarado “Edificio de 2013”.
En el centro del espacio interior, que ocupa una superficie de 300 metros cuadrados, se yergue una maqueta de un mamut a tamaño real realmente impresionante. Mide 3,90 metros de alto y sus colmillos, 3,50 metros de largo. Es el representante más destacado del Plioceno: el Anancus arvernensis, que era herbívoro y pesaba unas 10 toneladas. El mamut del museo está hecho de plástico, yeso y espuma de poliestireno. Para lograr un aspecto más realista, en el pelaje de la cabeza, la cola y las pestañas se utilizó crin de caballo.
Cerca hay un gran colmillo de Mammut borsoni.
También hay una reproducción de mono Dolichopitecus ruscinensis.
En las vitrinas se pueden ver diversos fósiles: colmillos y huesos de ejemplares prehistóricos variados.
Un gran diorama con imagen y sonido presenta la fauna y la flora de la región de Dórkovo hace unos cinco millones de años, cuando el clima era más cálido y húmedo.
En este diorama, junto con la vegetación típica de aquel entonces (magnolia y rododendro), se pueden ver no sólo mamuts, sino también otros representantes de la época, como hipariones (pequeños caballos de tres dedos), tapires (Tapirus arvernensis), rinocerontes (Stepharnochinus megarhinus), osos y ciervos primitivos, y otras especies anteriores a las actuales. También están representados el urogallo rodopiano (Tetrao rhodopensis), considerado el representante más antiguo de su especie, y el pato balcánico (Balcanas pliocaenica). Huesos de ambas especies, consideradas nuevas para la Ciencia, fueron hallados en el yacimiento de Dórkovo.
El abundante material gráfico y los objetos expuestos en las vitrinas, acompañados de explicaciones detalladas, completan los conocimientos de los visitantes sobre la evolución.
Fotos: Svetlana Dimitrova y bg.wikipedia.org
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