Las fuentes no contaminadas de agua potable son un recurso importante del que los búlgaros disponen en abundancia y al que hasta llegan a subestimar. El agua es la que impulsará al menos tres sectores de nuestra economía: el alimentario, el agro y el turismo. Así lo ha expresado Veselín Penev, uno de los organizadores de la XII conferencia científica dedicada al agua. Una vez más, Bulgaria ha sido anfitriona de un foro en que se reúnen en un recinto representantes de una impresionante comunidad científica dedicada al análisis a fondo del nuevo saber sobre el agua.
Lo que desconocemos sobre el agua es que por su estructura se asemeja mucho al cerebro humano y a la forma en que éste funciona, dice el catedrático Antón Antonov, experto en biofísica del agua. Según lo que se sabe del agua, ésta está integrada por moléculas relacionadas entre sí. Cada una se enlaza con cuatro moléculas vecinas y en esto se parece mucho al cerebro humano. En la misma forma en que en éste una célula neuronal se enlaza con todas las demás formando una red, en el agua una molécula se enlaza con todas las demás en un sistema de conexiones de hidrógeno. Forman parte de la mecánica cuántica y respecto a ellas persisten importantes enigmas. A consecuencia de ello, el agua es capaz de “grabar” información en forma análoga a la que lo hace el cerebro humano. Se trata de un universo infinito, más complejo que el universo macroscópico. Por esto el porvenir de los estudios del agua es grande. Como país Bulgaria forma parte de los Estados europeos más ricos en aguas termales con propiedades curativas. Lo curioso es que el agua tiene memoria sobre los lugares por los que corre, por ejemplo, las aguas termales vienen del manto terrestre. Esta agua ha memorizado con qué tipo de rocas ha estado en contacto y es por esto que las diferentes aguas tienen propiedades curativas distintas. El efecto más fuerte lo tienen cuando de ellas se bebe en proximidad a su fuente, justamente por la memoria del agua. Además, el agua tiene la propiedad de cambiar su estructura. En el año 2003 efectuamos un experimento en el que una botella de agua había sido suministrada en avión de Frankfort, Alemania, con destino a Sofía. Antes del vuelo la botella llena de agua había estado entre las manos de una persona a la que hemos estudiado y comprobado que es poseedora de campos biofísicos muy fuertes. A raíz de aquel experimento demostramos que al quedar eliminados todos los impactos electromagnéticos exteriores, el agua era capaz de conservar durante una decena de días su estructura alterada, producto de la influencia humana.
Durante la conferencia en Sofía, la atención de los estudiosos se orientó al tema del impacto que producen sobre el agua los factores externos del medio ambiente. Figuran entre ellos el campo magnético, la presión atmosférica terrestre, las vibraciones de baja frecuencia que se generan en la corteza terrestre, entre otros. En una potencia científica titulada “La biografía del agua”, Anton Antonov ha hecho recordar que el agua es capaz de transferir información codificada.
Existe un fenómeno muy curioso, cuando se gesta el feto humano en la primera semana de la preñez. En ese período el feto contiene las dos células –la masculina y la femenina– y en su enlace las particularidades genéticas quedan memorizadas. Es justamente en aquel momento cuando el agua constituye el 98 % del contenido de las células. Esto quiere decir que el agua ha conservado toda la memoria para que de ese feto se desarrolle un organismo en el cual se vayan diferenciando tejidos diversos y, al final, se cree un organismo humano en crecimiento que habrá heredado los rasgos genéticos de los dos progenitores”.
A los efectos del estudio de las fenomenales propiedades del agua ha visto la luz una ciencia nueva que incorpora a sus experimentos la luz con el fin de medir la estructura hídrica. Es cofundadora de la acuifotomática, una nueva disciplina de la física, la estudiosa búlgara Rumiana Tsenkova quien trabaja en la Universidad de Kobe, en el Japón. A su juicio el agua es un medio colectivo y mantiene una misma correlación con respecto al agua que hay en nuestra célula humana, en nuestro cuerpo, en la Tierra y, quizás, en el Espacio. La profesora Tsenkova dice, además:
Debemos tener bien claro que las moléculas del agua no existen en forma independiente, sino que forman una comunidad. Las moléculas del agua se comportan como una especie de soldados que se reagrupan en función del trabajo que se les encomiende hacer. Una vez cumplido su cometido, las moléculas cambian sus vínculos, se reorganizan. En este sentido, el agua es una de las cosas más inteligentes que existen en la Tierra. La acuafotónica emplea la luz como herramienta para descifrar la información que el agua trae. El agua es el sistema más inteligente porque está cambiando incesantemente y se está reorganizando con rapidez.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal
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