Toda vez que se trate de empleo, el búlgaro suele decir tajante que trabajaría pero únicamente al ofrecérsele una remuneración adecuada. Lo anterior se desprende también de los datos de un nuevo sondeo representativo de las propensiones laborales de los búlgaros sin empleo de larga duración. Según los sociólogos, este grupo nunca había sido estudiado en Bulgaria por no encontrarse recogidos sus representantes en listas de ninguna clase.

Por esto se ha tenido que encontrar en forma concreta un acceso a las personas que el centro de sondeos TREND −que ha hecho el estudio− inserta en la categoría de los búlgaros desmotivados para trabajar. El estudio se ha desarrollado en base a una metodología innovadora, la iniciativa pertenece a Ivaylo Kalfin, ex viceprimer ministro y titular de Trabajo y Política Social y se ha hecho con el respaldo financiero de la fundación “Friedrich Ebert”.

El resultado más importante de este sondeo es que hasta ahora las políticas de fomento del empleo no se habían proyectado en absoluto a esas personas, dice Ivaylo Kalfin y agrega:

Desde hace un buen rato en diferentes publicaciones y escritos se señala que en Bulgaria hay unas 150 mil personas que no buscan empleo, no se han inscrito en las oficina de empleo y no trabajan. Siempre he pensado que el problema haya sido sobreestimado. Los esfuerzos se orientaban básicamente a las formas para reducir el paro, pero actualmente la demanda de mano de obra es más importante y es normal encauzar la atención hacia terrenos con reservas. Los empresarios insisten en que se abra y liberalice la importación de trabajadores foráneos pero esto no compensará las necesidades de la economía búlgara. El grupo de las personas que no trabajan ni buscan empleo resulta ser bastante peculiar. Su número es casi el doble de esas 150 mil personas, al ascender a 300 mil. En segundo lugar, las políticas en el mercado de la mano de obra en Bulgaria se basan en la supuesta actividad de los desempleados de modo que éstos busquen empleo y oportunidades para el reciclaje e intenten activamente conseguir una fuente de ingresos y tener un puesto de trabajo. Sin embargo, esas personas desmotivadas no se mantienen activas. La mayoría de ellas dice apostar por conseguir empleo con la ayuda de familiares y amigos, antes que a través de las oficinas de empleo o en Internet. Por medio de este estudio hemos procurado hace un análisis incluso del perfil de este grupo y de su motivación.

Se trata del primer estudio de matices en las propensiones de las personas desempleadas de larga duración, de un año. Los datos resultan muy similares a los que maneja el Instituto Nacional de Estadística que ha calculado que el grupo de los búlgaros desalentados y desmotivados que no buscan empleo por no tener tal es de unas 163 mil personas, en el diapasón de edades comprendido entre los 15 y los 64 años. Según el sondeo del centro TREND, unas 155 mil personas no son activas porque no hay trabajo. El proyecto sociológico “Los búlgaros desmotivados” ha arribado asimismo a otras conclusiones sustanciales que a continuación resume Evelina Slavkova del centro TREND.

Dice ella: Vemos que la parte correspondiente a la gente de 18 a 29 años de edad es la más importante en el grupo de los búlgaros desmotivados. Una de las causas por las que esas personas no esté en el mercado laboral reside en su incapacidad de orientarse, o sea, a qué tipo de programas acceder, qué clase de oportunidades busca.. El grueso de los búlgaros desmotivados reside en el campo, en las aldeas no es tan fácil encontrar oportunidades. Por esto la cuestión que nos interesa es la que se relaciona con la movilidad, para conocer si los jóvenes de los pequeños núcleos poblacionales se mostrarían propensos a ir a trabajar en un lugar distante hasta medio centenar de kilómetros de sus hogares. Comprobamos que un 40 % de los jóvenes se muestran dispuestos a dar tal paso. Desgraciadamente, en la gente adulta la motivación para la movilidad es muy escasa. Nuestra conclusión es que urgen políticas nítidas que no apunten al grupo concreto en general sino, respectivamente, a cada de los subgrupos que lo integran. Entre las causas principales para la desmotivación figura el hecho de que otros miembros de la familia respectiva tienen su renta y, de hecho, los miembros que no trabajan son mantenidos con esos ingresos .Un 72 % de esas 330 mil personas que calificamos de desmotivadas dependen, básicamente de sus familiares, parientes y otros miembros de los respectivos hogares. Esas personas expresan que se mantienen gracias a los ingresos ajenos y señalan no tener ingresos propios de ninguna clase. Sólo un 2 % de las personas registradas en este sondeo declara vivir en extrema estrechez, sin tener cualesquiera ingresos. Cuando hablamos de lo que los empleadores puedan hacer se aclara que éstos deben tener una idea realista y sobria sobre las expectativas de los búlgaros en cuanto a las condiciones bajo las cuales podrían incorporarse al mercado laboral. En las pequeñas aldeas la gente cobra sueldos frecuentemente inferiores incluso a los 250 euros pero trabajaría en otros lugares si se les ofrecieran salarios en el diapasón de 250 a 500 euros. Es que los ingresos que uno percibe resulta el criterio más objetivo que mueve a la gente a trabajar.

Versión en español por Mijail Mijailov