Hasta el momento no hay en este país una estadística exacta que señale el número de las mujeres y chicas que en los últimos años hayan sido objeto de violencia doméstica. La igualdad entre los géneros es tema que viene siendo discutido desde hace años pero, según algunos políticos, la regulación legal no se está aplicando de manera eficiente para frenar la violencia de género. Según un estudio de Eurobarómetro, Bulgaria ocupa el primer puesto en la clasificación de estereotipos sexuales en la UE. Un 81 % de los búlgaros estima que el papel más importante de la mujer es el de cuidar del hogar y de la familia, mientras la mayoría del resto de los europeos opina que no es éste su papel más importante. Hasta la fecha Bulgaria se ha sumado a decenas de convenios internacionales sobre la igualdad y la postura de tolerancia entre los géneros pero, no por ello, la violencia doméstica ha desaparecido, destacan los expertos. La energía de la sociedad para debatir los problemas se ha despertado recientemente, tras haber propuesto los diputados para su discusión una Ley para la ratificación del Convenio de Estambul. Ha resultado que el problema no es eminentemente político, sino más bien ético y que toda persona ha de situarse en su propia posición.

Con el fin de mantener una justicia y un pluralismo de las opiniones, los gobernantes han organizado en Sofía un amplio debate público con la participación de más de 200 representantes de organizaciones cívicas y no gubernamentales. Durante la reunión, que duró más de 2 horas, se escucharon toda clase de ideas en lo tocante a la moral, el género, la religión, se expresaron convicciones patrióticas y de orientación política. El gran escollo en los debates ha sido un artículo del Convenio de Estambul que hace mención de una educación gender que eduque en tener tolerancia frente a individuos de orientación sexual distinta. Uno de los motivos para las discrepancias con respecto a la ratificación de la propuesta Convención es que el significado del vocablo inglés gender recoge el derecho a la autodeterminación sexual de cada ciudadano.

Tsetska Tsacheva, ministra de Justicia de Bulgaria, ha aclarado la posición con la que Bulgaria ha suscrito el Convenio en abril de 2016. El Convenio de Estambul es el primer documento que sienta un marco jurídico integral con vistas a la defensa de las mujeres y chicas contra cualesquiera formas de violencia, incluida la doméstica, dice la ministra.

El mensaje fundamental del Convenio de Estambul es que a nadie se le puede perseguir por su pertenencia sexual ni ser víctima de actos de violencia física o de su personalidad por su sexo. Los comentarios más numerosos se están haciendo sobre el concepto que se usa en el Convenio, gender, que en español se traduciría por sexo o género. No hay que hacer especulaciones ni interpretaciones erróneas de que se esté haciendo algo en secreto, de que tras el noble motivo de la igualdad entre el hombre y la mujer se escondan otros pensamientos.

Maya Manolova, Defensora del Pueblo, es defensora a ultranza de los derechos cívicos en la sociedad. Opina que la violencia contra mujeres es un atentado drástico y grosero contra los derechos humanos. Una de cada cuatro mujeres en Bulgaria ha sido víctima de violencia doméstica y así este fenómeno afecta a casi 1 millón de búlgaras, dice Maya Manolova y continúa:

Teniendo en cuenta la estadística hecha por las ONG, no puedo estar de acuerdo con la aseveración de que en Bulgaria exista una legislación eficiente y efectiva que esté frustrando la violencia. Hay más y es que una serie de actos de violencia no están criminalizadas en absoluto. Esto no es sorprendente, yo personalmente me he convencido de que la estadística nacional sobre la violencia doméstica señala que el número de las víctimas a nivel local es nulo.

Los argumentos prácticos en apoyo al Convenio acaban cuando se le mira a éste desde la posición filosófico-religiosa. En este sentido la redacción del Convenio de Estambul es inaceptable tanto para la Iglesia Ortodoca Búlgara como también para las otras denominaciones cristianas en Bulgaria. En una declaración dirigida a los medios informativos y a los políticos, el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara insiste tajante en que no sea ratificada esta acta internacional. El argumento es que la libertad para la autodeterminación sexual que el documento permite, resulta diametralmente opuesto a la fe cristiana y esto conducirá, inevitablemente a la “muerte espiritual de la humanidad”.



He aquí otros de los argumentos del Santo Sínodo expresados por Cipriano, metropolitano de Stara Zagora: El Convenio de Estambul recoge un nuevo concepto sobre el ser humano que se erige en dueño unipersonal, en un hombre sin Dios, que sucumbe a sus deseos y pasiones hasta tal punto que es capaz de determinar incluso su propio sexo. Esta idea deja abiertas, de par en par, las puertas de la desintegración moral que conducirá a nuestra autodestrucción psíquica y física.

La puerta al debate público continúa abierta y al mismo se irán sumando más y más participantes nuevos. No obstante, es más importante que en virtud de la polémica en torno a este tema de enjundia, se ha despertado la conciencia social que ha de quedarse activa y atenta a toda proposición que hagan los políticos.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BTA y BGNES