Refiriéndose a la elaboración de encaje, mucha gente piensa en tejido hecho con una aguja. En realidad, son pocos los iniciados en el arte del encaje tradicional de Kalófer que surgió en Bulgaria a finales del siglo XIX. La tecnología de tejer encaje de Kalófer es la misma como la del encaje de bolillos, concretamente la del encaje de Bruselas. Lo que diferencia la confección del encaje de Kalófer es la presencia de ornamentos tomados de la Naturaleza: rosas, tulipanes, girasoles, edelweiss, espigas de trigo, etc., que le dan un matiz nacional.
En Kalófer lo llamaban “la magia blanca” porque en el pasado la venta de los encajes garantizaba la subsistencia de toda la población de la ciudad. Después de que fuera quemado y destruido durante la Guerra Ruso–Turca (1877–1878), libertadora para Bulgaria, los encajes se convirtieron en el principal medio de vida para Kalófer.
En 1910, allí abrió puertas la primera y única escuela de encaje en este país donde pasaron un curso de capacitación de dos años unas 1.800 mujeres y niñas. La habilidad de hacer encajes se mantiene en Kalófer también hoy en día. A este oficio artesanal singular está dedicada incluso una celebración local que reúne en la ciudad a maestras en el arte del encaje de todos los confines del país.
Con el objetivo de preservar y promover el encaje de Kalófer, el pasado 15 de agosto, en la ciudad fue inaugurado un Centro Creativo que acopiará y conservará modelos y documentos relacionados con estos tejidos exquisitos.
Nos hemos propuesto presentar la confección de encajes como un arte contemporáneo, pero también como un medio de sustento para los habitantes de la ciudad –comenta Antoaneta Parvánova, directora de la local Casa de Cultura– . Decidimos que valía la pena que los encajes tuvieran su propio hogar en Kalófer. La Fundación Plovdiv 2019 nos apoyó para crear la identidad visual del Centro de Encajes de Kalófer. Todas las actividades y los materiales, así como la renovación del edificio fueron financiados a partir de donaciones de los ciudadanos, y también con el presupuesto de la Casa de Cultura. Un gran número de voluntarios han invertido esfuerzos en eso, todo fue creado por los vecinos de la ciudad con mucho amor, empeño y dedicación. Para apreciar este arte la gente debe familiarizarse con la tecnología y la forma en que se elaboran los encajes, de lo contrario se hacen analogías con el punto hecho a máquina y el encaje a la aguja. Es cuando ve lo lento y difícil que es este trabajo cuando realmente empieza a valorar la belleza y la delicadeza del encaje. El Centro de Encajes permite hacer demostraciones de tricotar, también muestra modelos realizados por las maestras antiguas, que se exhiben en la exposición “Fondo de oro del encaje de Kalófer”. Las muestras fueron donadas hace años por vecinos de Kalófer durante una campaña pero nadie recopiló información sobre los autores de los modelos y el año en que fueron creados.
En Kalófer nunca hubo trajes tradicionales. Desde que existe la ciudad sus habitantes vestían al estilo urbano y siguiendo la moda occidental.
En ninguna de las fotos que tenemos las mujeres usan los trajes tradicionales búlgaros –explica Antoaneta Parvánova– . Son cosas un poco olvidadas, ahora la gente tiende a entusiasmarse por las nuevas tendencias. Actualmente está de moda el nacionalismo pero en una versión sesgada. La verdad es que las mujeres de Kalófer siempre fueron elegantes y muy atentas a su apariencia. Nuestra ciudad está muy ligada a los encajes de Kalófer. Después de la liberación del yugo otomano, en 1878, la idea de tejer encajes y exportarlos a los mercados de Europa Occidental donde fueron muy apreciados y costosos, salvó a la ciudad de la ruina de la posguerra. Las mujeres tejían y los hombres elaboraban de acero y madera los bolillos, los soportes para los mundillos y todo lo necesario para tejer. Fue gracias a este trabajo masivo que de Kalófer partían carros llenos de encajes destinados a ser vendidos en los mercados europeos.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: kalofer.bg, muzeibotev.com, dnevnik.bg, BGNES y archivo
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