Desde hace mucho tiempo la producción de vino y la viticultura ya no son un territorio reservado para los hombres. Sin embargo, producir no simplemente un vino común,sino un verdadero elíxir con certificado europeo de producto biológic, atender a viñedos en extensas y rectas hileras que llegan hasta el horizonte, cultivar casi 30 hectáreas de tierra de la naturaleza más limpia en Bulgaria -que forma parte dela Red Ecológica Europea Natura 2000-, dar trabajo a decenas de familias en una de las regiones económicamente más atrasadas del país es ya algo propio de unas pocas personas.
El espíritu emprendedor, las ideas atrevidas y el optimismo indoblegable son característicos para la personalidad de Albena Simeonova, nacida en la ciudad de Pernik. Se graduó por la Universidad de Sofía “San Clemente de Ojrid” en la carrera de biología y química. Posteriormente se fue especializando en Agricultura Ecológica y Gestión Ambiental en los EE.UU., pero ya lleva 20 años viviendo en Nikopol para estar más cerca del terruño. Albena se dedica al cultivo de 29 hectáreas de viñedos en el término municipal de la aldea de Liubenovo y actualmente forma parte de los vinicultores más grandes en la región aledaña al río Danubio. Como comerciante relaciona el nombre de su vino con la zona de la meseta de Nikopol en la que se produce esta bebida. Allá se está acatando y apreciando una tradición vitivinícola muy antigua que Albena continuó desarrollando al cultivar la tierra de uno de los territorios más limpios y ecológicamente conservados de Bulgaria, y tal vez también de Europa. Por su papel activo en la materialización de proyectos de carácter ecologista y los esfuerzos desplegados en defensa de la agricultura biológica Albena Simeonova ha sido elegida presidenta de la Asociación Búlgara de Bioproductos, que agrupa a todos los productores biológicos en el país. Esta emprendedora mujer búlgara opina convencida que los alimentos deben reforzar la salud humana y la protección del medio ambiente.
Los bioproductores en Bulgaria todavía confrontan dificultades pero, aunque lentamente, va aumentando el interés por este tipo de productos, dice Albena. La producción de vino biológico es algo aún menos atractivo. La gente en Bulgaria se interesa, en primer lugar, por cómo alimentar a sus hijos con frutas y legumbres saludables, y no le interesa el vino en especial y no le importa si éste sea biológico o no. Es por esto que el precio de los vinos bilógicos es idéntico al de los convencionales. En las faenas agrícolas no empleo pesticidas, fertilizantes químicos ni organismos modificados genéticamente. Mis viñedos los cultivo en la meseta de Nikopol, la zona se encuentra íntegramente incorporada a la red ecológica europea “Natura 2000”. Tengo ahora 12 hectáreas de viñedos nuevos. En la feria “Semana verde” en Berlín, el pasado mes de enero, el primer vino que se vendió fue mi Moscatel. A pesar de tratarse de un vino blanco y es bien sabido que en invierno se bebe más vino tinto, este Moscatel resultó ser el favorito en esta feria. También ha despertado comentarios muy halagüeños el vino rosado que produzco. Lo aprecian mucho los sumilleres pero son los consumidores comunes y corrientes a los que más les gusta.
Según Albena, lo más importante para todo vinicultor es que se fije bien en los gustos de los consumidores y aspire siempre a diversificar sus productos. El contenido alcohólico más bajo también convierte su vino en más bebible y ligero.
Produzco vinos para la exportación a Bélgica y Dinamarca pero, al mismo tiempo, los comercializo también en Bulgaria. Este vino gusta en el extranjero pues tiene un sabor muy distinto del que tienen los vinos masivos. La clave está en la uva de calidad, y es que yo apuesto precisamente por cuidar de la vendimia. Casi todo el trabajo se hace a mano y por esta razón soy una de las empresarias más importantes en ofrecer trabajo temporero a mucha gente de la región de Nikopol. Tengo una plantilla de 25 personas pero ahora en la época de las podas trabajan en el campo más de 80. Gente de las aldeas vecinas participan en la poda. Mis viñedos se encuentran solamente en el término municipal de la aldea de Liubenovo, pero ahora los están atendiendo trabajadores que han venido de Nikopol, Vubel y Nováchane. Cuento con toda la maquinaria indispensable para el cultivo de las viñas. La inversión es cuantiosa, el trabajo no es para cualquiera pues le exige a uno paciencia muy grande y afán de seguir adelante. Es bueno que ya exista un gran número de programas europeos de ayuda a empresarios noveles y a personas que se ocupan de agricultura biológica. La pertenencia de Bulgaria a la UE está rindiendo beneficios para la mayoría de los productores agrícolas.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal y Guergana Mancheva
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