El 29 de octubre es el día en que los búlgaros besarabos celebran su fiesta. Sin embargo, parece más importante en este día de fiesta enfatizar y divulgar el hecho de que existan tales compatriotas nuestros en el extranjero.
Los primeros búlgaros, que se asentaron en las tierras de la región geográfico-histórica de Besarabia en el año 1773, habían sido invitados a abandonar la aldea de Alfatar, en la región de Silistra, por el general Piotr Rumyantsev, uno de los altos mandos militares del ejército ruso durante la guerra ruso-turca de 1768 a 1774. Posteriormente, en cada una de las campañas militares de las tropas rusas rumbo al Bósforo se fueron produciendo tales oleadas emigratorias, y el éxodo más multitudinario se produjo a comienzos de los años 20 del siglo XIX, precisa Rayna Mandzhukova, del Centro de los búlgaros besarabos en Bulgaria.
Actualmente, según datos extraoficiales, los búlgaros besarabos asentados en territorios dentro de las fronteras de Moldavia y Ucrania suman casi medio millón y disfrutan del estatuto de minoría étnica. Su misión más importante es, por cierto, conservar su identidad nacional al preservar las tradiciones y la lengua materna. No se han apaciguado todavía las polémicas en torno a si La Ley para la Educación, votada en 2017 en Ucrania y que reafirma “la lengua ucraniana en el procedo de la Educación” podría ser un escollo ante la educación en lengua búlgara en los centros docentes de ese país.
La Ley no se propone oprimir las lenguas de las minorías étnicas sino que tiende a reforzar el papel y el estatuto de la lengua ucraniana como lengua oficial del Estado y como parte de su seguridad nacional, opina cateórica Rayna Mandzhukova. Estoy convencida de que la lengua búlgara no se encuentra amenazada por la legislación sino, más bien, por el hecho-y me duele decirlo-de que cada vez más a menudo en las aldeas búlgaras en las familias en que ambos progenitores son búlgaros éstos conversen con sus vástagos en idioma ruso. Es una tendencia, una moda que inflige un daño más grave daño a la preservación de la identidad búlgara que los cambios legislativos.
Otro problema que destaca la señora Mandzhukova es el de la formación de los búlgaros besarabos en Bulgaria.
Precisamente en estos momentos nuestra organización está llevando a la práctica una de las tareas que sí son de la incumbencia del Estado búlgaro, dice Rayna Mandzhukova. Desde el año 1993 no han dejado de llegar a Bulgaria personas jóvenes para recibir formación y educación pero el Estado no se dignó ni siquiera hacer un registro de esta gente y rastrear lo que ocurría con ella¸ si se quedaba en Bulgaria, si retornaba a los países de los que venía, si viajaban a terceros países, cómo se realizaba esa gente Esto lo hemos planteado reiteradamente como un problema de peso pero hasta el momento seguimos pagando por la formación de esos jóvenes con el dinero del contribuyente búlgaro, sin interesarnos por a dónde llegan en última instancia esos jóvenes. Con la implementación de la legislación europea ha cambiado asimismo el régimen de visados de permanencia en el país. De manera que un búlgaro besarabo que desee cursar estudios en Bulgaria deberá ir superando trabas administrativas durante noventa días sólo paral a extensión de un permiso de residencia temporal necesitará recorrer las instituciones durante un mes y medio. Otro de los escollos reside en que esos jóvenes arriban a Bulgaria con minoría de edad, ya que terminan su educación media a la edad de 17 años y no tienen derecho a abrirse una cuenta bancaria, pero as becas se cobran por tarjetas de débito. No obstante ello los búlgaros besarabossiguen teniendo gran apego a su identidad. Porque somos búlgaros, porque así se nos ha educado en nuestras familias, en nuestro entorno no podrá tener alas la persona que no tenga raíces, concluye Rayna Mandzhukova.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Centro de los búlgaros besarabos en Bulgaria
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