El 2 de mayo se cumple un año más de un acontecimiento que ocupa un lugar destacadísimo en la historia de Bulgaria. Se trata de una gran insurrección del pueblo búlgaro para liberarse de la dominación del Imperio Otomano que lo tenía subyugado desde hacía casi cinco siglos.
Los búlgaros llamamos esta rebelión nacional el Levantamiento de Abril de 1876. Porque, según el calendario juliano, en vigor en el Imperio Otomano a finales del siglo XIX y, respectivamente, en las tierras búlgaras, la insurrección estalló el 20 de abril de 1876. Sin embargo, según el calendario gregoriano, adoptado por Europa Occidental mucho antes que por la Oriental donde estaba Bulgaria, la fecha del comienzo del levantamiento es el Dos de Mayo.
En la prensa española de aquella época hay muchas referencias a esa rebelión nacional del pueblo búlgaro contra la dominación turca. Una breve nota aparecida en el numero del 8 de mayo de 1876 del periódico madrileño El Imparcial anuncia: “En Bulgaria estallaron desórdenes”.
Bajo títulos como “Disturbios en Bulgaria”, “Grave la situación en Bulgaria” y otros parecidos, la noticia del comienzo del Levantamiento búlgaro apareció en periódicos madrileños como La Época, El Liberal, El Siglo Futuro, en mayo de 1876.
En los días siguientes, las informaciones sobre la insurrección búlgara ganaron en amplitud y precisión. Ya no se hablaba de “disturbios” y “desordenes” sino de “insurrección”, “movimiento rebelde” y “movimiento por la autonomía”.
Los periódicos madrileños de la época no tenían corresponsales en Bulgaria, por lo cual las noticias que publicaban eran de segunda mano. Pero los periodistas españoles no dejaron de expresar sus propios comentarios y valoraciones de esas noticias que muchas veces eran contradictorias, cuando no inexactas. No se aceptaba que la insurrección hubiera sido dominada en muy poco tiempo, tal como se anunciaba desde la capital turca Estambul. Se preferían las noticias según las cuales la lucha nacional del pueblo búlgaro continuaba.
En la prensa española de 1876, la rebelión búlgara formaba parte de la lucha emancipadora de los pueblos balcánicos de ese año y de los años 70, en un sentido más amplio. Antes del 2 de mayo búlgaro, los periodistas españoles, incluso los más radicales en sus ánimos a favor de la libertad de los pueblos, no tenían prueba real del anhelo emancipador de la nación búlgara. Por eso, tan pronto la tuvieron, la resaltaron en todas sus dimensiones y proyecciones.
El primer español que informó del levantamiento búlgaro fue el embajador de España en la capital del Imperio Otomano: Augusto Conte. El 10 de mayo, el diplomático envió a Madrid un informe diciendo, entre otras cosas, que el nuevo levantamiento búlgaro era un nuevo síntoma de los defectos del imperio Otomano.
De cómo reaccionó el Imperio Otomano a los ímpetus revolucionarios de los búlgaros, informa El Siglo Futuro, periódico católico de Madrid, el primero de junio de ese año 1876. “Los búlgaros –dice el rotativo– no se contentaran con reformas, ellos quieren la independencia plena. Sobre todo, después de la guerra bárbara y cruel con que los turcos respondieron a su levantamiento".
Semanas más tarde, cuando el levantamiento ya estaba sofocado a sangre y fuego por la administración otomana, este mismo periódico, El Siglo Futuro, publicaría los fragmentos más importantes de los reportajes de periodistas de otros países occidentales que vieron con sus propios ojos las huellas materiales de lo que llamaron “las masacres en Bulgaria”.
Por su parte, La Época agregaba que los enviados a Bulgaria por muchos países cristianos habían informado por escrito a sus gobiernos de que esas atrocidades cometidas contra los búlgaros, eran reales y no inventadas. La Época de Madrid condenaba lo que llamaba “la monstruosa política de equilibrio europeo mal entendido”.
Protestó también el órgano impreso de los militares españoles que en 1876 se llamaba Correo Militar.
El más activo y consecuente en la defensa de los búlgaros y de su anhelo de ser libres fue, en 1876, y años más tarde, el semanario madrileño La Ilustración Española y Americana, sin duda uno de los mejores de Europa en el ultimo cuarto del siglo XIX.
Este semanario publicó numerosos grabados sobre la lucha emancipadora del pueblo búlgaro. Entre sus mejores armas cabe señalar la pluma mordaz y sarcástica de un periodista español de primera: José Fernández Bremon, quien condenó en varios números de la edición a la administración otomana, autora intelectual de las masacres contra los búlgaros insurrectos, criticando a las potencias occidentales que aún defendían, en uno u otro grado, la integridad del Imperio Otomano y, por consiguiente, la no liberación de Bulgaria, para no permitir que una Bulgaria libre sirviera pronto a los intereses de otro imperio: Rusia.
Sin defender las ambiciones de Rusia de llegar a los Estrechos y a Estambul, un diplomático español, también periodista, llamado Enrique Dupuy de Lome, condenaba el feudalismo retrogrado del Imperio Otomano y llamaba a que las potencias europeas consiguieran, con esfuerzos mancomunados, la libertad de Bulgaria. Otra eminente personalidad española que definió el derecho de la nación búlgara de ser libre fue, en 1876, Emilio Castelar: estadista, publicista, historiador, orador, ex primer ministro de España.
De tal forma, la prensa española contribuyó a que la verdad sobre los sufrimientos de los búlgaros en su insurrección del 2 de mayo de 1876 y después de esa fecha, fueran del dominio público en España. Así se creó en Madrid un clima propicio para defender la causa de la liberación del pueblo búlgaro.
Por Ventsislav Nikolov
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