Vivimos con el deseo de estar sanos y dejar una huella tras nosotros. Una huella expresada no solo en la procreación de hijos, sino también en obras más elocuentes que las palabras. Plantar un árbol es echar los cimientos de una pequeña eternidad. Es lo que han hecho Elnar y Behcet Hamid, una joven pareja familiar de la aldea de Kitánchevo, cerca de la ciudad de Isperij, al noreste de Bulgaria. Behcet es director del club deportivo local de lucha y hombre de negocios, y su esposa, Elnar, trabaja como maestra de educación infantil. El joven matrimonio tiene un hijo de tres años.
Este año celebran su quinto aniversario de bodas y su deseo era, en vez de organizar una fiesta, dejar algo para las próximas generaciones. La idea de la iniciativa “Planta un árbol, sé saludable” se les ocurrió de forma espontánea.
“Dado que el quinto aniversario de bodas se conoce como “de madera”, decidimos compartir nuestra fiesta con los vecinos de la ciudad. Inicialmente, nuestra idea era plantar un solo árbol, pero luego decidimos que sería mejor que los árboles fueran más y que quede un parque forestal para las generaciones venideras”, cuenta Elnar.
Elnar y Behcet compraron los cien pequeños pinos con dinero propio. Los coníferos fueron plantados en la zona cercana del Hospital de Isperij. La joven pareja expresa su agradecimiento especial al ayuntamiento por ayudarles a encontrar un lugar idóneo para la forestación.
El deseo de Elnar y Bahcet es que su iniciativa se convierta en una tradición y que otras familias jóvenes sigan su ejemplo.
“Esperamos que nuestro pequeño vaya creciendo cada año. Estamos convencidos de que un número cada vez mayor de personas se involucrará en la iniciativa y dedicará un poco de tiempo para aportar algo que perdurará a través de los años y contribuirá a un aire más limpio”, señala la joven pareja familiar de Kitánchevo.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos: archivo personal
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