Veneración, sacramento, acto sagrado… Cada uno puede elegir la palabra más idónea que describe la emoción que ha experimentado al abrir el baúl con tesoros de su abuela. El roce con el lienzo tejido por sus manos, hace sentir la energía de un tiempo lejano, divisar las visiones mágicas plasmadas en las figuras bordadas, mientras que los colores evocan el recuerdo de un cielo despejado, de un trigal bañado de oro y las mejillas escarlata de un bebé durmiendo en su cuna.
Várdarka: así es cómo llama Rumyana Béleva las criaturas que elabora usando los tesoros encontrados en el baúl de su abuela, y que coloca detrás de un cristal como auténticos objetos de valor. El nombre está inspirado en el apellido de su madre: Vardárova, pero también en el verbo várdya que significa proteger, conservar. Así, mediante los encajes de punto, los bordados y decoraciones crea mujeres guardianas (várdarka) que trasladanlan a nuestros días las tradiciones del pasado.
“Me crié en un una familia en que todas mis abuelas y tías cosían y tejían −recuerda Rumyana− . Y como conozco el arte del bordado desde hace tantos años, decidí que era hora de presentarlo de una manera más elegante en nuestra vida moderna. Elaboré las estilizadas figuras de las várdarka con admiración por la mujer búlgara como guardiana del conocimiento y la sabiduría sagrados, porque la mujer búlgara tenía conocimiento del universo y la naturaleza y vivía en armonía con el mundo que la rodeaba. Cuando sus labores diarias terminaban, transmitía las impresiones acumuladas a través del bordado, haciendo votos de salud y prosperidad. En los bordados está codificada una fuerte energía que protege el hogar, ya que fueron creados por las manos de la mujer que guarda las raíces de la familia”.
Rumyana Béleva cree que incluso hoy en día podemos sentir los mensajes de quien de todo corazón, mientras trabajaba, expresaba deseos de salud y bienestar.
“El maestro *Pétar Danov decía que el arte del bordado alberga miles de almas −dice Rumyana Béleva− . Efectivamente, son las almas de las mujeres que los elaboraron, de las mujeres que las conservarán y las transmitirán en su aspecto autóctono a las generaciones venideras. Hay magia en todo: en la elaboración del bordado y en sus mensajes. No es casualidad que los bordados que embellecen las prendas del traje nacional búlgaro se colocaban en determinados lugares, ya que tenían una función apotropaica, o sea protectora, que es el otro significado del verbo várdya. Los bordados se colocaban en los dobladillos de los camisones, en las mangas y en los cuellos, ya que nuestros ancestros creían que es por allí por donde entraban al cuerpo las energías del Mal”.
Rumyana Béleva desarrolla sus imágenes estilizadas en cuatro líneas temáticas. Los Ángeles etéreos están hechos de encajes con hilos de seda, mientras que para el pelo largo de las Trenzas utiliza lana. Las Sebastokrátitsas, inspiradas en el fresco de la emblemática Iglesia de Boyana en que se aprecia el **sebastocrátor Kaloyán y su esposa la sebastokrátitsa Desislava, lucen regias con sus prendas adornadas con abalorios, pendientes y broches. Las figuras más recientes son las llamadas Kalimánka, o sea madrinas.
A pesar de estar elaborados de materiales de épocas pasadas, las várdarka son criaturas modernas, dice categórica su autora. ¿Hasta qué punto hemos cambiado nosotros y cómo se han transformado las tradiciones, las supersticiones y las creencias populares hoy?
“No hemos cambiado mucho. Además, estamos siendo testigos de un resurgimiento −opina Rumyana Béleva− . La gente espabila y siente la necesidad de acercarse a sus raíces vistiendo trajes nacionales, tocando bordados y encajes. Las raíces son nuestra memoria genética y están allí donde el alma ha elegido nacer”.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos: Facebook /Vardarki*Pétar Danov o Petar Deunov (también conocido como Beinsa Douno), líder espiritual búlgaro (1864–1944). El cardenal Angelo Roncalli (que se convertiría en el papa Juan XXIII) lo calificaba como “el filósofo más importante de la modernidad”. Cada 19 de agosto, en proximidad al lago de Bábreka (el riñón), en la montaña de Rila, se reúnen seguidores de Pétar Danov del mundo entero que pertenecen a la llamada Hermandad Blanca. Ejecutan un sistema de ejercicios físicos al son de música compuesta por Danov y que compaginan movimientos, palabras, meditación y el impacto de la naturaleza.
**Sebastocrátor − título nobiliario en el Imperio Bizantino utilizado también por los gobernantes de otros estados que limitaban con dicho imperio o estaban dentro de su área de influencia. La esposa del sebastocrátor era llamada sebastokrátitsa.
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