“La idea de aquellas elecciones apuntaba no tanto a otorgar cierta representatividad a los partidos, sino legitimar el régimen del zar Boris III −explica el Dr. en Historia Svetoslav Zhivkov, de la Universidad de Sofía− . En Bulgaria en el período de 1934 a 1938 no existió Parlamento. Por esta razón, en el seno de la sociedad búlgara fueron germinando ánimos favorables a la restauración de la Constitución y los derechos civiles. En aquella época, elecciones de la misma naturaleza se celebraban asimismo en otras dictaduras autoritarias: desde Portugal hasta Yugoslavia, Rumanía y Grecia. Por otro lado, el régimen en Bulgaria no era tan draconiano. Efectivamente, los partidos fueron disueltos formalmente, pero seguían existiendo en forma de grupos políticos. Conviene recordar que en el año 1938 todo candidato debía rellenar una declaración en la que constara que era independiente. Todos los opositores cumplimentaban tales declaraciones y una parte nada insignificante de ellos acababa obteniendo escaños. Concretamente en la Legislatura de la Asamblea Nacional en 1938, de los 160 diputados electos, 63 eran opositores, una cifra bastante decente”.
Se suele afirmar que las elecciones siempre las ganaba el partido gobernante. ¿En cuántos comicios fracasaron los partidos gobernantes en Bulgaria?
“Es un honor para este país el que en el siglo XIX fuera uno de los primeros del sur de Europa donde los gobernantes sufrieran fracaso en unas elecciones. La práctica de que fueran los gobernantes quienes triunfaran no es exclusivamente búlgara, pues existió en toda la región meridional de Europa. El éxito de la oposición en Bulgaria en el bienio 1879−1880 se debió más bien al hecho de que los partidos no eran unos partidos auténticos, sino grupos informales. Uno de los factores era la baja cultura política. Los propios partidos, a su vez, carecían de perfil ideológico claramente expresado, por lo que no disponían de estructuras sólidas entre la población rural. Tenían estructuras urbanas, y esto automáticamente otorgaba ventaja al partido que se apoyaba en la Administración y organizaba las elecciones. Una auténtica excepción ocurrió en 1931, cuando una coalición opositora llamada Bloque Popular deparó sendas sorpresas mayúsculas a los gobernantes, a sí misma y al mundo. No sólo se alzó con el triunfo en los comicios derrotando a los gobernantes, sino que también obtuvo una mayoría absoluta”.
Cuando en 1990 Bulgaria se volvió a encarrilar por el camino de la democracia, sorprendentemente para la sociedad, fueron emergiendo políticos de aquellos partidos antiguos eliminados con la imposición del modelo soviético en el país. ¿En qué medida lograron potenciar una continuidad en las tradiciones democráticas?
“Lamentablemente, todos ellos han pasado ya a mejor vida. A finales de la década de 1990, ellos tenían algo que los políticos posteriores no conseguirían poseer: el lustre de la Bulgaria precomunista. Es cierto que sí conocían cómo se hacían elecciones y sabían lo que es el sistema electoral mayoritario y el proporcional. Al menos intervinieron en las últimas elecciones en Bulgaria antes de la instauración del nuevo régimen, en el año 1946, en el que se organizaron los últimos comicios “competitivos”. Ocurrió otro tanto en Hungría y el resto de países del antiguo Bloque del Este. Al venirse abajo el régimen comunista y formarse el nuevo sistema multipartidista, quedaron restauradas algunas fuerzas políticas de antaño, como el Partido Demócrata, el de los Socialdemócratas, la Unión Agraria Popular Búlgara, pero también vieron la luz nuevas formaciones que no guardaban relación con el pasado precomunista. Estas últimas consiguieron relegar a un segundo plano a las formación más antiguas, incluso por razones de edad de sus militantes, puesto que una parte de los políticos veteranos de Bulgaria a comienzos de los años 90 vivían con la agenda de mediados del siglo XX, cuando, con todo, corrían otros tiempos”, dice en conclusión el historiador Dr. Svetoslav Zhivkov.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo y bntnews.bg
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