La revolución de los bolcheviques en Rusia y la subsiguiente guerra civil obligaron a miles de representantes de la nobleza y de la inteligencia rusas a huir de la patria para salvarse de la inminente violencia. Muchos de ellos se refugiaron en Bulgaria, otros se encaminaron a la ex Yugoslavia y sobre todo al anhelado París.
La Agencia Estatal Archivos ha escogido como lema de su muestra el verso “Su nobleza, señora Extranjero”, de la famosa canción de Bulat Okudzhava. La muestra conmemora el 100 aniversario de la llegada de la emigración blanca a Bulgaria. En un cuento documental la exposición rastrea el camino de los miembros del ejército blanco a nuestro país, la resolución del Gobierno de acogerlos y las huellas que dejaron los refugiados rusos en la educación, la ciencia y la cultura de Bulgaria.
“La culminación de este proceso, que duró varios años, se produjo en 1921, cuando fue derrotada la tropa de Piotr Wrangel y sus unidades abandonaron Rusia a través de Sebastopol, cuenta Mijail Gruev, presidente de la Agencia Estatal Archivos. No se evacuaron solamente los militares, sino centenares de miles de civiles, oficiales con sus familias, médicos, profesores, la inteligencia en general que huía del terror rojo. Muchas de estas personas encontraron en Bulgaria su segunda patria. Se trata de personalidades que dejaron una impronta en casi todos los sectores de la vida cultural, económica y científica de nuestro país en el periodo entre las dos guerras. Esta gente, (una pequeña parte de ellos eran militares), lo que hicieron en realidad era alistar sus nombres en la cultura y ciencia modernas de Bulgaria”.
Bulgaria abrió sus fronteras y su corazón para los miembros del Ejército Blanco que buscaban asilo y huían de los fusilamientos y las atrocidades en su país. Inicialmente se instalaron en cuarteles y en escuelas militares y, posteriormente, se esparcieron por todo el país.
“Inicialmente la migración rusa contaba casi 100.000 personas, pero con el pasar de los años quedaron unas 20.000, continúa su relato Mijail Gruev. Las culturas y las lenguas similares, y la fe ortodoxa común, eran algunos de los factores que los movieron a elegir a Bulgaria como segunda patria. El Gobierno de Alexander Stamboliyski (1919-1923) también se esforzó mucho por garantizar su alojamiento y manutención y encontrar un tipo de ocupación para los caballeros.
Así Bulgaria, que después de la Primera Guerra Mundial se encontraba en un estado muy grave, presionada por los miles de refugiados que procedían de los territorios divididos, resultó ser un país muy hospitalario y tuvo una gran aportación para que los emigrantes rusos pudiera sobrevivir”.
Los rusos lo agradecieron trabajando con abnegación en ámbitos en que podían contribuir como personalidades de mente abierta, de buena educación y de amplia cultura. Algunos de ellos echaron los cimientos en movimientos en el ámbito del arte y en otras esferas de la vida social, mientras que muchos médicos luchaban contra las epidemias de la época, como еl tifus y la tuberculosis, y se desplazaron sin miedo a los Ródope para elevar el nivel de la medicina y los cuidados sanitarios entre la población turca.
¿Qué sucedió, sin embargo, con los miembros del Ejército Blanco durante la Segunda Guerra Mundial, en que Bulgaria fue aliado de Alemania, y cómo trató el poder a las personas que huyeron del mismo régimen político después del 9 de septiembre de 1944?
“Era un hecho que parte de esas personas, que ya se habían asentado en Bulgaria, se incorporaron a la tropa de Andrey Vlásov que combatía al lado de los nazis, responde Mijail Gruev. Después de la ocupación del país por el Ejército Rojo, los emigrantes rusos fueron tratados como una población hostil y las organizaciones de los miembros del Ejército Blanco fueron liquidadas. El poder los consideraba personas sospechosas y los miembros del Ejército Blanco fueron objeto de diferentes persecuciones”.
“Bulgaria se convirtió en segunda patria para ellos, pero al mismo tiempo persistía en ellos el anhelo de regresar a su país. Por esto nos parece que el verso recrea de la manera más auténtica el doble status que tenían en Bulgaria”, concluye Mijail Gruev.
Versión al español de Hristina Taseva
Fotos: bulgarianhistory.org, archives.government.bg,BGNES y archivo
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