A los búlgaros nos encanta la comida sabrosa y variada, que llene no solo el estómago, sino también los sentidos por la riqueza de los sabores típicos de cada temporada.
En el calor del verano, los búlgaros nos decantamos por las ensaladas hechas en casa y preferiblemente con hortalizas cultivadas en un entorno rural, sin fertilizantes ni pesticidas. Y cuando el mercurio sube por encima de los 30°C, los favoritos entre los alimentos refrescantes son el tarator (sopa fría de yogur natural, pepinos, ajo, aceite, sal y eneldo), la sandía y el melón.
Todos los demás platos se preparan en el fogón lo más rápido posible. Algunas de las comidas típicas veraniegas que se suelen comer en Bulgaria son el calabacín frito sazonado con ajo y yogur natural, los pimientos asados y fritos con salsa de tomate, saturada de ajo y perejil, y los huevos revueltos con salsa de yogur natural y sazonados con ajo, mantequilla derretida y pimentón.
De las sopas, las preferidas son las hechas a base de verduras y las cremosas, en las que sin falta están presentes las verduras de temporada.
De los platos principales, incluso en verano, los búlgaros preferimos la parrilla, especialmente cuando la prepara uno mismo en la casa de campo los fines de semana o la preparada en la fonda del pueblo. El aroma de la parrilla, en la que se hornea un jugoso kebapche (una especie de salchicha de carne picada con especias) o pescado fresco, crea una sensación única de relajación y atmósfera específicamente búlgara.
Puede conocer más detalles sobre las preferencias culinarias de los búlgaros durante los meses de verano en el artículo “Qué comen los búlgaros en verano”, de la colección de Radio Bulgaria.
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