El día de san Nicolás de Myra, a quien hoy celebra el mundo cristiano ortodoxo, es también una de las fiestas tradicionales búlgaras más importantes.

En el folklore búlgaro, el santo tiene alas, lo que le confiere rasgos cercanos a la mítica imagen del hombre dragón. Además, tiene dos almas y puede estar en dos lugares distintos al mismo tiempo.

En una de las canciones tradicionales que se suelen cantar en la mesa festiva el Día de san Nicolás o Nikulden, como de llama este día en Bulgaria, san Nicolás calzó su caballo para ir a un festín junto con todos los santos, porque había nacido el Dios Niño.

Cuando llegaron donde la Virgen María, los santos se sentaron alrededor de la mesa. San Basilio iba sirviéndoles vino en una copa de oro, y al tomarla, san Nicolás se durmió y la copa se inclinó. Justo antes de que se derramara el vino, san Nicolás la atrapó. Luego explicó que no se había quedado dormido, sino que el mar Negro se había puesto bravo y él se había “trasladado” para domeñar fuertes tormentas y salvar a tres barcos.