Es un hecho el que en los últimos años haya ido en aumento el interés por una formación en el terreno de las operaciones bancario-comerciales y las escuelas más renombradas están ofreciendo programas de gestión financiera. No obstante, sigue siendo bajo el nivel de los conocimientos de los búlgaros cuando tienen que gestionar sus recursos financieros propios. Es una prueba de ello la proliferación en Bulgaria de casas de empeño y de créditos rápidos en las que se ofrece dinero “fácil” pero a cambio de tipos de interés sumamente elevados. Gran número de búlgaros cayeron asimismo en la trampa de pirámides financieras que prometían importantes ganancias a los depositantes. El problema radica en la falta de experiencia y de cultura financiera dela gente. En el mercado funcionan mecanismos más bien simples que el búlgaro ha de aprender a conocer mejor. Así lo señala Kalín Radulov, experto diplomado en Suecia y ahora profesor de gestión empresarial en una de las escuelas de Sofía, y agrega:

“Las habilidades más valiosas que debemos tener residen en la formas acertadas de estructurar nuestras finanzas personales, invertir y ahorrar una parte de nuestra renta. Hay que delimitar los activos y los pasivos, ver lo que es capaz de rendir beneficios y lo que está causando fugas de nuestras cuentas. Los búlgaros, en general, no tienen tal cultura. Las generaciones que hicieron sus estudios en los años anteriores a 1990 no tenían dónde obtener estos conocimientos puesto que la capacidad de gestionar el dinero se asocia a las condiciones de la economía de mercado. Según el búlgaro, el activo más importante en la actualidad es la vivienda que estima que es capaz de poseer. Así, algunos búlgaros son dueños de varios inmuebles que ni siquiera ponen en alquiler. El grueso de la población búlgara carece de ahorros cuantiosos, menos de un 5% de la gente se anima a hacer una inversión cualquiera que vaya creciendo. Fue apenas en la última decena de años cuando en Bulgaria comenzaron a penetrar tendencias que, en Europa Occidental, ya llevaban un siglo de existencia. Allá se ha arraigado la concepción de las familias con tradiciones en los negocios, desarrollados durante generaciones seguidas. En Bulgaria no exista este vínculo. Incluso hoy en día, la postura que el búlgaro mantiene frente al dinero la recoge con la máxima exactitud el dicho antiguo de que “Uno se las apaña tanto con dos como con doscientos”, o sea que se puede tener mucho dinero y, al mismo tiempo arreglárselas con poco. Sin embargo, los tiempos cambian y hasta el adagio de que hay que ahorrar dinero blanco para días negros ha perdido algo de su sentido porque los ahorros deben tener un objetivo concreto que es reportar más dinero. Con todo, ser ahorrativo y planear razonablemente los gastos son las cosas más importantes que todo niño ha de aprender desde su más tierna edad:

“Los niños tienen sus huchas de muy pequeños, y sería bueno enseñarles en aquellos momento a ahorrar dinero pero también a tener un objetivo en este ahorro, explica Iván Atanasov, cofundador de la fundación Academia Monedas, entrevistado por la emisora regional de Radio Nacional en Blagoevgrad. Así los niños aprenden que cada vez que se les da dinero de bolsillo pueden ahorrar una parte del mismo para necesidades futuras, o sea, no gastarlo todo en el momento. Es enorme el beneficio para la sociedad de los conocimientos en finanzas. Los niños, de mayores, ya contarán con más oportunidades para realizarse y, además, tendrán la valentía y los ánimos para asumir un riesgo financiero, para hacerse unas personas emprendedoras. Esto se vincula con la prosperidad de toda la sociedad. La gente irá volviéndose más acaudalada a medida que vaya entendiendo lo que el dinero representa y cómo gestionarlo acertadamente”.

Versión en español por Mijail Mijailov