Estos días los vecinos de Varna, capital marítima de Bulgaria, han aprovechado el tiempo inusualmente soleado y cálido para ir a la playa. No, no lo han hecho para tomarse unos baños de sol y de agua sino para deleitarse con una atracción local tradicional: centenares de cisnes de níveo plumaje dispuestos para posar en fotos que se hacen los habitantes. Cada año las airosas aves llegan a Varna procedentes de las Latitudes Norte y se instalan en la fraja playera,conocida por Playa de los Oficiales, de Varna, en la que permanecen hasta bien entrada la primavera.

Estos advenedizos plumados son representantes de la especie Cisne Mudo, una de las tres más frecuentes en Europa, que también suele anidaren Bulgaria, aclara el ornitólogo PetarYankov. ”Con el advenimiento de los días fríos llegan a la zona de Varna bandadas enormes de cisnes mudos de los países nórdicos y los del Báltico, de Polonia y Alemania, o sea de países en los que los embalses se congelan”, explica Petar Yankov, y agrega:

“Los cisnes son vegetarianos, o sea consumen comida vegetal y, resumiendo, pastan plantas del fondo de los embalses, es decir de la parte del embalse, que pueden alcanzar gracias a su largo cuello.No se sumergen sino nadan en la superficie del agua.Por esto se les puede ver en zonas de poca profundidad. En Varna hay tales a lo largo de las orillas del mar, que por lo general no se congelan. Incluso en los días en que las temperaturas descienden a 10 o 15grados bajo cero hay lugares en las inmediaciones de Varna e los que el agua no se hiela, ya que allá brotan aguas calientes.

”Hay cisnes mudos no sólo en la zona de Varna sino también a lo largo de todo el litoral del mar Negro, a la vez que en otros muchos sitios en el país. Se les llama mudos por sus leves silbidos y siseos que emiten. Gustan de alimentarse, sobre todo, de plantas acuáticas, lombrices, moluscos crustáceos. Estas grandes aves blancas no temen nada los humanos e,incluso, en ocasiones, salen a la orilla para pedir comida, los ecologistas exhorta a que ose les dé de comer pan ni lo que a uno se le ocurra para no hacerles daño.

“La propia naturaleza ha cuidado de que no les falte alimento. Si el agua se hiela y la comida se les hace inaccesible, alzan el vuelo y se van más al sur donde podrán encontrar embalses no congelados”, explica Petar Yankov. Además, no es aconsejable que uno se les acerque demasiado. Por muy serenas y bonachonas que parezcan,estas exquisitas aves poseen una fuerza extraordinaria y son capaces de fracturar una extremidad humana con solo dar un alazo o un picotazo.

En esta época del año reina una agradable animación avícola en la cercana zona del lago de Varna, que forma parte de las zonas húmedas protegidas de Bulgaria en la que se ha cobijado una increíble diversidad de aves.

“Se puede ver allá numerosas aves amenazadas de extinción no sólo a nivel nacional, o sea, en el territorio de Bulgaria, sino también en toda Europa y hasta a nivel mundial-dice PetarYankov-. Suman decenas las especies que anidan en este lago, sobretodo en invierno y en el período de migración. Por ejemplo, en septiembre, cruzan por allá casi 30.000 o 40.000 pelícanos rosados. Algunos hacen escala, para reponer fuerzas, en el lago de Varna y algunos embalses en proximidad. En invierno suman miles las aves que encuentran en el lago su refugio para la hibernación. Hay entre ellas especies amenazadas de extinción a nivel mundial como el pato hevelda (Clangula hyemalis), el pelícano crespo (Pelecanus crispus), entre otras”, dice PetarYankov.

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: archivo BGNES, Toni Petrova, eunis.eea.europa.eu