El 19 de febrero Bulgaria rinde homenaje a la memoria de Vasil Ivanov Kúnchev, el revolucionario que sembró la semilla de la libertad en la patria que se encontraba bajo dominio otomano desde hacía siglos.
El héroe de las guerras libertadoras ha dicho todo lo que hoy ansiamos oír. Lo mismo en lo tocante a la democracia, que a la república, la libertad, la igualdad de derechos y aquellos lados oscuros de la vida que nos desunen. No fue otro sino él, Levski, quien nos enseñó a ser no sólo correligionarios, sino también apóstoles, a ser una sociedad antes que una masa de gentes, escribió hace tiempo el periodista Stefan Prodev en un ensayo dedicado al aniversario de la muerte del Apóstol.
El texto fue creado en otra época, pero suena muy actual en nuestros días, cuando todos continuamente afrontamos retos de salud y manutención, época en que las sociedades sienten el peso de las restricciones y los Estados encuentran con dificultad el tono correcto en el diálogo.
El texto nos recuerda el legado de Levski, quien quedó para siempre con sus 35 años, pero de sus cartas emana la sabiduría para todo lo que hace falta ocurrir en Bulgaria y las vías por las cuales se puede conseguir.
Las palabras del Apóstol de la Libertad muchas veces son simples pero rotundas: “Lo que hablamos y escribimos ayer debemos tenerlo presente hoy para que no se rían de nosotros mañana, cuando realicemos nuestras empresas”, aconseja Levski y agrega: “Debemos encomendar el trabajo a personas razonables, permanentes en sus intenciones, valientes y magnánimas”.
Levski creía que “todas las etnias en Bulgaria vivirían en conformidad con unas leyes puras y sagradas como Dios ha mandado. Y esto es válido también para los turcos y los judíos, todos podrán vivir así si reconocen las leyes en pie de igualdad con el búlgaro. Así será en nuestra Bulgaria”.
“Bulgaria tiene la extraordinaria oportunidad de poseer en su historia una figura que hace años trazó el camino que debe seguir el país. Levski dio una prueba de la veracidad de lo que decía con su propia vida y su muerte”, subraya Vasil Vasilev, presidente del Comité Unido Búlgaro Vasil Levski.
El día de hoy cada búlgaro recuerda las palabras del Apóstol y busca una respuesta a la pregunta, ¿hemos logrado los búlgaros responder a las altas expectativas que depositaba el Apóstol en la fuerza del espíritu búlgaro y en nuestra capacidad de forjar un futuro digno?
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