La primera palabra que el Dr. Abdullah Zargar aprendió en búlgaro estaba asociada con el Bien. Año tras año, este médico no ha dejado de obrar el bien restableciendo la salud a sus pacientes en una región de Bulgaria sumida en la penuria. Cuando más necesita del respaldo de la gente, una avalancha de buenas intenciones acciona los engranajes administrativos secundando los esfuerzos de este galeno que ha rescatado de la quiebra el hospital municipal para tener dónde prodigar sus buenas obras.
A comienzos del año pasado, este facultativo iraní, apoyado por todos los habitantes de la ciudad de Isperij, en la que está radicado, recibió un recio apoyo púbico y obtuvo la nacionalidad búlgara. Este médico, llegado a Bulgaria hace 18 años procedente de Gran Bretaña, que se radicó en la pequeña ciudad nororiental búlgara, se vio obligado a abandonar el puesto que ocupaba de director del hospital por carecer de nacionalidad búlgara. Ahora, un año después, el Dr. Abdullah Zargar dice sentirse mucho más seguro y confiado y que ya no tienen necesidad de recurrirá sus amistades para la tramitación de asuntos administrativos, arreglando problemas relacionados con la luz, el agua e Internet.
Nacido en el seno de una familia acaudalada de orfebres, él prefirió emprender un camino propio. Se graduó en Medicina en Moscú y luego estuvo desempeñándose e centros hospitalarios de Turquía, Francia, Alemania y Gran Bretaña. Pese a contar con una autorización para ejercer su profesión en Reino Unido, prefiere seguir como un médico ordinario atendiendo a la gente de su región.
Desde que es titular de un pasaporte búlgaro, el Dr. Abdullah Zargar no deja de decir, orgulloso, que ha votado en todas las elecciones en Bulgaria, por sentirse parte de esta sociedad. Sigue ateniéndose siempre a su filosofía propia de obrar el bien, no sólo como médico sino también como un simple ser humano.
“Para mí, como médico, no hay nada más satisfactorio que ver un paciente recuperado - dice -. Cada vez que hago algo buen para la sociedad o para las personas de mi entorno siento una gran alegría y esto ha sido siempre así. En cuanto a las cosas y momentos malos, voy a poner un ejemplo. Un día, mientras iba conduciendo mi coche, el conductor de un auto que iba delante del mío arrojó por la ventanilla una botella de plástico. Conozco a ese hombre, es de mi aldea. Una veintena de días después ese hombre vino a verme para un chequeo médico. Le pregunté sobre el lugar de su residencia y me dijo que era Alemania. Qué interesante, exclamé. ¿Acaso en Alemania se pueden arrojar botellas de plástico en plena autovía? Y él, riéndose, me dice: ”Doctor, en Alemania las leyes son distintas”. Es esto lo que me entristece mucho, eso de que uno pueda tirar una botella en una carretera búlgara, y no hacerlo en otro país ya que allá las leyes son diferentes”.
El Dr. Abdullah Zargar dedica su tiempo y sí mismo a sus pacientes y, al concluir su jornada laboral, se traslada a los pueblos de la comarca para atender a gente pobre y enferma sin cobrarles. Dos veces a la semana hace intervenciones ortopédicas en el Hospital de Varna, capital de la provincia:
“No me quejo de mi carrera profesional, ya que lo esencial que tiene es ser de utilidad - dice el médico con convicción - . Por cierto, cuando era más joven y residía en otros países, tenía más oportunidades para desarrollarme, para dedicarme a una actividad científica. Aquí no tengo tales condiciones, ni puedo practicar intervenciones muy grandes. Esto, sin embargo, es algo secundario. A veces hasta un vaso de agua en el despierto tiene mucha importancia, de modo que procuro ser de utilidad. Me siento satisfecho con lo que puedo hacer para la gente de mi alrededor”.
El año pasado el Dr. Abdullah Zargar pudo descubrir los rostros verdaderos de la gente de su entorno: algunos de ellos de personas que se han demostrado como amigos y, otros, que se han quitado las falsas mascaras. El médico tienen puestos en su mesa en casa varios libros de texto y de lectura, una prueba de que seguirá mucho tiempo más en su puesto, atendiendo con entrega total a la gente en malos trances.
Adaptado por Diana Tsankova a base de una entrevista de Ivelina Ivanova de la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Shumen
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, Hospital General de Isperij
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