Uno de los detalles que llaman la atención de los visitantes de la ciudad de Plovdiv es la fachada coqueta de una panadería desde cuyo interior emanan aromas sabrosos. Se trata de la panadería de Tanya e Yves Ditte, una familia búlgaro-francesa que optó por vivir en Plovdiv y hace 12 años creó su panadería propia, que se convirtió en su sustento e inspiración.
Yves Ditte reconoce que antes de llegar a Bulgaria no sabía casi nada del país. “Igual que la mayoría de los franceses relacionaba Bulgaria con el yogur y la cantante Sylvie Vartan. Y esto era todo. Para mí Bulgaria era un país en el este de Europa y me imaginaba que se encontraba al norte, con dirección a Siberia”, cuenta Yves. El francés nos revela un detalle interesante de su biografía:
Es sobrino de Alfred Ditte, el amigo más cercano y padrino de bodas del presidente francés y general Charles de Gaulle.
Recuerda que llegó a Bulgaria en 2000, es decir siete años de la adhesión del país a la UE. Entonces todo le parecía raro y obsoleto.
“El Estado era pobre, las personas vivían con pocos medios pero no pasaban miseria. Bulgaria se parecía a Francia de hace 50 años, cuenta Yves y agrega:
“El país cambió ante mis ojos porque yo pude conocerlo antes y después de su integración a la UE. Así me convertí en testigo de los cambios que se produjeron en la infraestructura, las autopistas, cambiaron las propias ciudades, los parques públicos, etc. En el momento en que se adhirió a la UE Bulgaria atrajo la atención y obtuvo inversiones que apuntalaron su desarrollo.
Les daré otro ejemplo. Cuando llegué aquí por primera vez hace 20 años las muchachas iban vestidas de faldas muy cortas y utilizaban un maquillaje muy llamativo, algo que para los franceses es inaceptable. Ahora, a pesar de que no disponen de muchos medios, la mayoría de los búlgaros visten como europeos, con buen gusto y elegancia. Esto es agradable para un francés. Además, la ciudades búlgaras son limpias a diferencia de las francesas”.
Hoy Tanya e Yves desarrollan unos exitosos negocios. Son propietarios de tres panaderías francesas en Plovdiv y Jaskovo.
De sus matrimonios anteriores tienen un total de cuatro hijos, y un hijo en común. Tres de sus hijos viven en Bulgaria y tienen ciudadanía búlgara. Sin embargo, el idioma es lo que no le permite a Yves sentirse búlgaro al 100%.
“Es muy difícil. Se trata de un idioma muy complicado. En un primer momento parece que es más fácil del francés ya que se escribe lo que se oye, mientras que en francés hay cuatro maneras de escribir el sonido “o”. La gramática búlgara es imposible de aprender. Ni hablar de la pronunciación.
“¿Cómo un francés podría pronunciar Jristo si no puede reproducir el sonido “j”. Esto es imposible.”, exclama Yves pero agrega que para él Bulgaria es su patria y no regresaría a Francia por nada en el mundo.
Versión al español de Hristina Taseva
Fotos: archivo personal
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