Hace sólo un mes y medio las expectativas de analistas de primera magnitud en las bolsas mundiales de alimentos apuntaban a una exportación de aceite de girasol superior en 2 millones de toneladas de los países de la zona del mar Negro y que la cantidad global llegaría a 13,5 millones de toneladas. Ahora, sin embargo, el problema es qué cantidad de esta cifra global se perderá por el conflicto en Ucrania, se preguntan los expertos. Opinan categóricos que compensar el déficit, procurando conseguir cantidades complementarias de aceites vegetales alternativos, será un reto mayúsculo para el mercado, que ya antes de comenzar la contienda en Ucrania, éste había afrontado una escasez de la oferta.
“La demanda a nivel mundial es enorme. Bulgaria es un importante país productor de girasol, cuenta con instalaciones potentes de procesamiento, disfruta de un sector muy desarrollado y, prácticamente, posee cantidades de aceite para inundar el país. Sin embargo, con un mercado liberalizado, en la exportación, aparece esta fluctuación de los precios”, ha explicado unos días atrás, entrevistado por la emisora regional de Radio Nacional en Varna, Valentín Ivanov, presidente de la Comisión Estatal para las bolsas y emporios de mercancías. A pesar de que Bulgaria dispone de semillas de girasol suficientes para la producción de aceite en 2022 y 2023, la demanda se ha disparado, la gente se lanzó masivamente a comprar y eso ha incidido automáticamente en el precio del aceite de girasol, que marcó récords inauditos para el país de más de 3,50 euros por litro de aceite. Por esto, hace una semana Kornelia Nínova, viceprimera ministra y titular de Economía, exhortó a los ciudadanos búlgaros a no acaparar aceite porque, si lo hacían se perjudicarían a sí mismos como consumidores. ”Se trata de una tensión artificialmente creada. El estado se encuentra firmemente decidido a combatir este estraperlo”, ha enfatizado Nínova.
“Tenemos un precio medio mayorista de 2,35 euros por litro, en los comercios el litro se vende a 2,5 y hasta 3,5 euros, no hay necesidad de suspender o restringir la exportación, pero de haber necesidad de garantizar los intereses de la sociedad, probablemente se adopten tales medidas“, ha precisado Valentín Ivanov:
“Actualmente tenemos un mercado normal del aceite. En medio del pujante entorno de la competencia, la demanda se rezaga frente a las cantidades que se ofertan. Aunque lo quiera uno, no habrá manera de vender en un diapasón de precios muy extenso, debido al escaso poder adquisitivo de los consumidores. Hay comerciantes que intentan vender a un precio máximo pero no logran hacerlo. Por esto estamos observando tales niveles de los precios también en este precio del girasol, sobre todo por las expectativas de que el próximo año pueda haber cantidades muy inferiores de girasol. Ocurra lo que ocurra con la guerra en Ucrania, no se contará con una cosecha primaveral de girasol de ese país y, además, se ignora cómo se comportará Rusia, que también es un país productor muy importante: el mayor en cuanto a los cereales y uno de los más importantes en cuanto al girasol. Todo se encuentra pendiente de la guerra. Al suponer que pueda terminar en el próximo mes, en el mes de septiembre se podrán ver tendencias muy distintas en el mercado de los cereales y el girasol. La situación es imprevisible y no hay que hacer pronósticos precipitados”.
Lo que ha pasado con los precios del aceite de girasol en los comercios búlgaros parece muy similar a lo que ocurrió con los del queso blanco a comienzos de la crisis en 2020, comenta Evgueni Stoimenov, rector de la Universidad Técnica de Varna. Opina que la relación entre los dos casos reside en el afán de un alza especulativa de los precios, tapada con el argumento de un aumento de los gastos en la compra de la materia prima:
“El problema relacionado con el queso blanco quedó zanjado literalmente en una sola jornada, al quedar desbloqueada una parte de la reserva estatal. Fue renovada la reserva estatal con la compra de una nueva producción a unos precios dos veces más bajos y se les dio un “tirón de orejas” a quienes especulaban con los precios”.
Adaptado por Guergana Máncheva
Versión en español por Mijail Mijailov
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