Bratsígovo no forma parte de los famosos destinos turísticos de Bulgaria y por esto cuando uno se acerca a la ciudad por primera vez, se asombra por las bellas casas y la atmósfera renacentista que todavía reina allí. La ciudad se encuentra en el regazo de la montaña Ródope, en medio de huertos y rosales. La vida en esta parte de Bulgaria se remonta a la Antigüedad, las tierras abundan en historia y hallazgos de distintas épocas.

En el territorio de la aldea de Ravnogor, por ejemplo, fueron descubiertos unos veinte túmulos que datan del siglo IV-III antes de Cristo. En uno de éstos fue encontrado el tesoro de Ravnogor, que consta de nueve objetos de plata de ley dorada, con aplicaciones, algunos de los cuales fueron utilizados para decorar las bridas del caballo. Hay una pieza única en su genero, que solía cubrir la frente del caballo.

El tesoro está exhibido en el Museo de Historia de Pázardzhik cuando no está de visita a un museo en el extranjero.

¿Y qué decir de los megalitos cerca de la aldea de Zhrébichko, que fue declarada una reserva arquitectónica? La asociación turística en Bratsigovo ha habilitado un sendero ecológico que condice a los megalitos cerca de la aldea en proximidad a la presa de Vacha. El Ayuntamiento ha construido una plataforma de observación que pronto se ha convertido en una atracción para aventureros y aficionados a los selfies.

Aparte de las bellas vistas y las huellas del pasado que ofrece Bratsígovo, la ciudad se glorificó por sus valientes vecinos durante la época del Levantamiento de Abril.

“En el Museo de Historia se conserva el único cañón original hecho de madera de cerezo que data del Levantamiento de Abril, así como la bandera de los insurrectos y el uniforme de su líder Vasil Petleshkov (1845-1876) que se inmoló en los combates por la liberación de la ciudad y las aldeas vecinas.

Como un signo de reconocimiento los vecinos de la ciudad erigieron un monumento que evoque su hazaña en el lugar donde fue asesinado. Además, fue construido un parque memorial especial en el lugar de las trincheras excavadas para defender la ciudad”, cuenta María Pishtalova del Ayuntamiento de Bratsígovo.

Bratsígovo presume en mayor medida de su escuela arquitectónica que apareció en época del dominio otomano. Antes los vecinos de la ciudad tenían la fama de los mejores constructores en el Imperio Otomano. “Tenían su propio sello e incluso un idioma especial. Las palabras del idioma están recogidas en un libro que se conserva en el Museo de la escuela de arquitectura de Bratsígovo”, explica María Pishtalova.

El casco antiguo de la ciudad atesora muestras únicas del Renacimiento Nacional búlgaro (ss. XVIII a XIX). Una de éstas es el edificio monumental de la Casa de Cultura actual que se convirtió en emblema de Bratsígovo.

“Casi todos los templos emblemáticos de la época del dominio otomano eran obra de estos constructores, como por ejemplo la iglesia santa Marina, en Plovdiv, las iglesias consagradas a santa Nedelia, en Batak y en Sofía, entre otras. Los maestros-constructores tomaron parte en la reconstrucción del Monasterio de Rila después del incendio que se produjo allí, ellos construyeron las más famosas casas en el antiguo casco de la ciudad de Plovdiv, en Kárlovo y Kalófer. Cabe mencionar que los constructores de Bratsígovo trabajaron otrora en Dubrovnik y desde allí trajeron a Bulgaria el oficio y aprendieron algunas peculiaridades de la escuela de arquitectura de la ciudad mediterránea.

El orgullo local es la iglesia de San Juan Bautista, que fue terminada en 1933 por el gran maestro Atanás. Descuella por su bello campanario de 28 metros de altura, el más alto en la Península Balcánica, que está dotado de dos campanas y un reloj.

Entre las obras maestras en la ciudad está la Casa Kanev del siglo XVIII en la que está ubicado el Museo de Etnografía que atesora una espléndida colección que rastrea las costumbres, la vida diaria, la indumentaria y la cultura de los vecinos de Bratsígovo.

Versión al español de Hristina Táseva