La Asociación de Fruticultores Búlgaros informa de un año más lleno de retos en el sector agrícola. Los problemas, sin embargo, no están tan relacionados con el clima inusualmente cálido, ni con la falta de agua para el riego, sino con la dificultad de encontrar mercados y mano de obra. El aumento de los costes y la disminución de los ingresos disuaden a los productores de realizar nuevas inversiones y desarrollar las áreas cultivables.
"Todas las crisis que hemos vivido hasta ahora, incluida la militar, afectan a los productores de fruta -explica Zhivka Grozeva-, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Fruticultores de Bulgaria. Podemos decir que la crisis en Bulgaria comenzó en 2020 con el inicio de la pandemia, cuando fuimos testigos de un bloqueo casi total de los mercados. Tras la pandemia estalló la guerra en Ucrania y apareció la inflación. El precio de la fruta en Bulgaria no lo definen los productores, sino los importadores. En el último año y medio, la producción ha disminuido a un ritmo presuroso. Cada vez hay más huertos abandonados o en venta".
A pesar del apoyo del Estado recibido tras la pandemia, que tuvo un papel importante en la supervivencia de los agricultores, el sector está afectado por la falta de estabilidad y previsibilidad políticas.
"Falta sistematicidad y coherencia en el trabajo, en las decisiones y en el Plan Estratégico de Desarrollo Agrario y Rural para el periodo 2023-2027, sobre el cual trabajaron varios gobiernos hasta ahora. También falta comunicación con el Ministerio de Agricultura", señala Zhivka Grozeva.
La asociación inste en una reunión con el ministro para tratar una serie de asuntos de interés para los productores, entre ellos los relacionados con la versión final del plan estratégico para el desarrollo del sector.
"En este plan hay cosas que no deberían seguir existiendo de esta forma", afirma Grozeva. Uno de ellos son los así llamados eco esquemas. Son voluntarios y cada agricultor puede comprometerse a cumplirlos. Si los cumple, tiene derecho a recibir una ayuda por decárea de superficie cultivable. Éstas, sin embargo, han sido creadas de tal forma que exponen a los productores a costes adicionales que no pueden cubrirse con la ayuda por decárea. Otro problema está relacionado con la ayuda para los huertos que aún no han empezado a dar frutas. Por cada decárea de ellos recibirán aproximadamente 90 levas. Es una buena idea, pero, por otro lado, los cultivos tradicionales para el país, como las ciruelas y las uvas de mesa, están en un grupo de ayuda aparte, donde ésta es de menor cantidad que la de las cerezas, las manzanas, los melocotones y los albaricoques, que también ronda los 90 levas".
Zhivka Grozeva espera que el Ministerio comprenda que la Asociación de Fruticultores de Bulgaria no trabaja en interés propio, sino que sirve de enlace entre los agricultores y la dirección de la institución. Su objetivo no es crear, sino prevenir o superar lo antes posible los problemas surgidos entre ellos.
Más sobre los problemas del sector:
Versión al español de Borislav Todorov
Fotos: archivo, Fondo Estatal de AgriculturaLos búlgaros de Besarabia son una parte “indisoluble del cuerpo búlgaro, de la comunidad búlgara espiritual y cultural. Persistirán ya que el lazo entre ellos y nosotros es inquebrantable”, se señala en el único número del periódico Besarabia búlgara..
La vida de los búlgaros en la República Checa es muy ajetreada. Trabajan en masa en distintas fábricas, el trabajo es por turnos, el cansancio se acumula y la gente no quiere viajar a la capital un domingo sólo para poder votar. Así explica Irena..
La jornada electoral en Reading, al sureste de Inglaterra, transcurre con calma. Se espera que voten unas 300 personas y en el único colegio electoral de la ciudad se puede votar sólamente en papel. Es la segunda vez que este colegio electoral cambia..