El 3 de marzo en Bulgaria comenzó la quinta campaña electoral anticipada de los últimos dos años. Los intentos fallidos de formar Gobierno, así como las polémicas sobre las enmiendas en el Código Electoral, que permitieron el voto mixto -por máquina y por papeleta- en las secciones electorales con más de 300 electores, aumentaron el escepticismo de los búlgaros ante el proceso electoral. Estas son las conclusiones de una encuesta de la agencia sociológica Exacta, realizada en el periodo 30.01 - 4.02.23 entre 1 050 búlgaros adultos de 70 localidades. Según la encuesta, uno de cada tres entrevistados cree que la gente no vota porque está decepcionada, desilusionada y cansada de elecciones, y uno de cada cinco siente una fuerte intolerancia hacia la élite política, lo que desmotiva a los búlgaros a votar. Por otra parte, el 14% de los encuestados afirma que la gente no vota porque no puede elegir un partido al que apoyar, y el 13% ya no cree que las elecciones puedan cambiar algo, ni en el país ni para ellos personalmente. Al mismo tiempo, el 7% opina que hay una creciente desconfianza en la imparcialidad del voto, las elecciones se perciben como predeterminadas y manipuladas, y el voto está perdiendo su sentido. Otro 7% tiene dificultades con el voto automático y duda de la credibilidad de los resultados de las máquinas al final de la jornada electoral.

"Estoy muy decepcionada con todos. Me parece que casi siempre piensan solo en sí mismos y luego en el pueblo. ¡Debería ser al revés!", dice una mujer del distrito de Smolyan en una encuesta de la corresponsal de BNR, Radostina Chernokova.

En vez de una respuesta, un hombre de la región contesta con una cita de Hristo Botev:

"¡La mentira y la esclavitud reinan en esta tierra desolada!". Él lo dijo y yo no puedo hacerlo mejor. "Todos mienten y engañan".

En la capital Sofía las opiniones son similares:

"Hace dos años que dejé de informarme sobre cualquier asunto político y probablemente no votaré. He escuchado y visto toda clase de manipulaciones. No soy el tipo de persona que puede cambiar de opinión en el último momento y optar por votar por alguien en concreto", está convencido un hombre de mediana edad. A la pregunta: ¿En qué medida los debates electorales ayudarían a los votantes a tomar su decisión? Otro añade:

"Para mí no son tan importantes porque suelen centrarse en la oratoria y el carisma, no tanto en el programa que defienden los candidatos a diputados. Tampoco faltan los escándalos que no tienen nada que ver con el proceso político y los problemas de la gente."

El cansancio entre los votantes es visible y justificado, está convencido el profesor de comunicación pública de la Nueva Universidad Búlgara Prof. Rosen Stoyanov:

"La gente está harta de dar su voto a unos u otros y por el deseo de los partidos políticos de acalorar el espacio con sus contraposiciones. A lo mejor algunos de los partidos más grandes están disfrutando de la menor participación y de esto ganan sus dividendos políticos porque solo participa el núcleo duro, al que es más fácil llegar y manipular".

Una consecuencia directa de esto es el porcentaje cada vez más alto de los que deliberadamente no quieren ejercer su derecho al voto:

"Lo que se observa en estos momentos es que los principales partidos políticos dirigen sus mensajes a sus núcleos duros", señala el politólogo Milen Lyubenov. "Para que un gran partido tenga éxito, tiene que atraer a los votantes indecisos, que no votan de forma permanente, así como a las personas desilusionadas con los partidos y los políticos, pero no con el proceso político. Es importante que los partidos, o al menos los que quieren gobernar, tengan la mayor participación posible". 

Queda por ver si la campaña de los próximos 26 días contribuirá a ello y qué proporción de votantes obtendrá su representación en la nueva 49ª Asamblea Nacional.

Versión en español de Borislav Todorov