La destrucción del muro de la presa de Nova Kajovka en Ucrania ha provocado una catástrofe ecológica cuyo volumen supera las fronteras del país y en distinto grado impactará a los países vecinos. De momento no hay datos de contaminación de las aguas del mar Negro, indican los datos en el boletín diario del Ministerio de Ecología.
A pesar de ello, el Ministerio aumentó la vigilancia colocando tres puntos nuevos de monitoreo en la zona costera, aparte de los que existen ya en Durankulak, Shabla y Kaliakra.
Las aguas que salieron del golfo de Odesa y que entraron en la parte noroeste del mar Negro todavía no se han trasladado lo suficientemente al sur para provocar una contaminación, ha afirmado para Radio Nacional de Bulgaria el Dr. Dimitar Berov, ecólogo marino de la Academia de Ciencias de Bulgaria. Gracias a los pronósticos de las corrientes oceánicas y marinas, y de los vientos, los científicos podrán conocer exactamente cuándo estas masas de agua alcanzarán eventualmente la costa búlgara.
Si esto sucede las concentraciones de sustancias químicas y otros contaminadores serán mucho más bajos de los que crearían un gran riesgo para la salud o tendrían efectos tóxicos, opina el especialista.
“Hay otro elemento de la contaminación, que son los desechos que flotan en el agua, agrega Dimitar Berov. A veces flotan más rápido a causa del viento y por esto podemos suponer que serán lo primero que veremos. Se trata de materiales plásticos de la vida cotidiana, de la agricultura, así como de otros materiales de construcción, ya que en la región de Dniéper han sido destruidas muchas instalaciones. Probablemente en unas semanas materiales de este tipo podrían alcanzar la costa búlgara”.
¿Esto se refiere asimismo a la salmonelosis y a los patógenos detectados en el agua del mar cerca de Odesa y que provocan infecciones intestinales?
“No sé si podemos esperar patógenos de este tipo en las aguas de la costa búlgara, hablamos de una distancia de 400 kilómetros, responde el científico. Lo bueno, si hay algo bueno en esta situación, es que los patógenos y el material orgánico expulsado por el río Dniéper son descompuestos por los microrganismos marinos. Además, hay fitoplancton que consume los contaminantes. Supongo que estos patógenos seguirán siendo un problema local en la región del golfo de Odesa”.
Es de suma importancia que los científicos y las instituciones responsables vigilen constantemente los contaminadores en sus distintos aspectos. Hace falta continuar con el programa de monitoreo en la costa del mar Negro y observar qué es lo que sucede en mar abierto, opina Dimitar Bervov.
“Por orden mía hemos creado un centro de coordinación en relación con el caso de Nova Kajovka”, ha señalado en esta relación el ministro de Ecología Yulian Popov. Todas las instituciones involucradas trabajan, estoy en contacto con los gobiernos de Rumanía, Moldavia y Ucrania. Han sido diseñados modelos mediante los cuales no solo seguimos la situación actual, sino lo que es probable que suceda en los próximos días. Desde luego se toman pruebas del agua, pero éstas no son suficientes y se hace un monitoreo satelital. De momento no tenemos preocupaciones por la temporada turística de verano”, dice el ministro de Ecología.
Por su parte, Dimitar Berov aconseja:
“Lo más importante es que se tomen decisiones basadas en exámenes científicos y hechos comprobados”.
En sus palabras, en Internet no dejan de aparecer rumores y noticias falsas y por esto es bueno que los veraneantes y los ocupados en el ámbito del turismo se informen de fuentes fidedignas: las instituciones que se ocupan de los exámenes del mar Negro.
Versión al español de Hristina Táseva
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