Los búlgaros que hace más de dos siglos se asentaron en Besarabia llevaron consigo parte de los múltiples ritos tradicionales de nuestro país. En su nueva patria algunos de estos ritos cambiaron bajo la influencia de las tradiciones locales, otros desaparecieron y terceros se conservan solamente en las aldeas búlgaras allí. Este es el caso de un interesante rito con motivo del Año Nuevo que nuestros compatriotas conservan allí: se llama Póle, Póle.
“Se trata de una costumbre sumamente bella. El 1 de enero por la mañana los niños varones recorren las casas ejecutando una canción-bendición especial y al mismo tiempo rocían trigo para la salud y el bienestar de los amos”, cuenta la etnógrafa Galina Manlova, que nació en la aldea de Kayraklia en Moldavia. En realidad, se trata de recorridos de practican los niños y a primera vista el rito se parece a un típico préstamo de los eslavos norteños: existe entre los rusos, los ucranianos y los bielorrusos.
“Especialmente en este caso diría que se trata de una versión que utiliza elementos de la tradición búlgara ya que tenemos una bendición que en su primera parte se pronuncia en búlgaro y la segunda en ruso. ¿Por qué creemos que es un rito búlgaro? Porque corresponde a la moral de los búlgaros en Besarbia, dice categórica Galina Manolova. Esta canción-bendición indica claramente que Jesucristo, quien nació de la Virgen María, camina por el campo (Póle) ya que el campo puede ser considerado como una sociedad y los granos de trigo como almas cristianas. El otro elemento desde el punto de vista etnográfico es que los niños-survakar que también recorren las casas con bendiciones en las primeras horas del Año Nuevo pueden ser tanto chicos como chicas, mientras que los participantes en el rito Póle, Póle son solamente chicos. En este caso el chico es la persona que bendice, el futuro hombre, el futuro arador, el hombre que fue hecho a semejanza de Dios”.
De esta bendición se ve claramente la fe de los búlgaros en Besarabia y su idiosincrasia cristiana. No es casual que lo primero que construyen en un lugar nuevo son las iglesias y es probable que este rito tan rico como composición haya sido conservado ya que corresponde a sus creencias como cristianos ortodoxos.
“Cuando las abuelas escuchaban al chico pronunciando esta bendición con motivo del Año Nuevo y veían cómo se esparcía el trigo por el suelo en la habitación, frente al icono, ellas se encontraban en algo parecido a un trance espiritual, aceptaban la bendición como un verbo bello y luminoso que viene de la iglesia”, recuerda Galina Manolova en una entrevista para BNR. Por otro lado, el rito es muy interesante por el hecho de que refleja el inicio del Año Nuevo, pero con este rito los búlgaros muestran cómo conciben al mundo hecho por Jesucristo y el Año Nuevo comienza de esta bella manera: iluminado por el verbo de Dios”.
En el rito Póle Póle las creencias cristianas se entrelazan con las paganas. Nuestro pueblo creía que nacerán tantos polluelos cuantos son los granos del trigo por el suelo.
“Los búlgaros de Besarabia creían que el trigo esparcido por el suelo después de esta bendición y bendecido ante el icono, adquiría propiedades mágicas. Cuando era estudiante me di cuenta como mi madre deba a los survakar menos dinero en comparación con los niños que ejecutaban el rito Póle, Póle. Ahora me doy cuenta de que ella lo hacía sin querer ya que para ella este rito era algo sagrado. Para los búlgaros de Besarabia todo lo relacionado con Dios es milagroso”.
Durante sus estudios la etnógrafa Galina Manolova no descubrió las raíces de este rito en Bulgaria. “Esto no significa que no existe, simplemente debemos encontrarlo”, dice convencida Galina y envía sus votos de bienestar a todos los búlgaros:
“En estas estas fiestas preclaras les deseo más luz y más bondad y que los pensamientos positivos prevalezcan, ya que estamos aquí por poco tiempo y todo lo que nos sucede nos sucede para nuestro bien”.
Fotos: Archivo personal de Galina Manolova, Alexander Polisba, Facebook/ Земляки Кайраклии Молдовы, freepik.comTraducido y publicado por Hristina Táseva
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