Hoy en Radio Bulgaria tenemos de invitado a Éric Chacour, escritor canadiense de origen egipcio. Su primera novela, “Lo que sé de ti” (Ce que je sais de toi, 2023) está traducida o en proceso de traducción a quince idiomas, incluidos el inglés, alemán, árabe, rumano y japonés. “Espero de todo corazón que el libro cobre vida también en búlgaro”, comenta el escritor, que ya ha tenido la oportunidad de encontrarse con editores búlgaros. La trama del libro ha sido construida a partir de la idea de la ausencia, sobreponiendo tiempos y culturas, y llevando al lector al Cairo de los años 80, y sus vibrantes colores y sonidos. Un joven médico se ve obligado a cumplir con lo que le depara la vida, pero se cruza con una persona que aparentemente nada tiene que ver con él, y ese encuentro le da la vuelta a todo su mundo, convirtiendo así el exilio en su única opción.
El destino - o aquello que está escrito o predestinado - juega un papel principal en la novela, que está estructurada en gran medida como un relato dentro del relato.
“Sí, esto es algo bastante oriental, el mektoub, la idea de que todo está escrito en algún lugar en el cielo”, cuenta el escritor. “Podemos solamente interpretar la partitura que se nos ha dado, que fue compuesta por Dios. Tengo la sensación de que esto es a veces casi como una coartada. De hecho, en Egipto llega a ser motivo para bromear. Si el ascensor no funciona, dicen Bukra, Insh'Allah, o lo que es, “Mañana, si Dios quiere”. Es decir, Dios deja de dar, y el ascensor de nuevo deja de funcionar… En el libro juego mucho con esta idea del destino”.
“Lo que sé de ti” es además una lectura que abunda de descripciones sensitivas:
“Ninguno de los cinco sentidos nos deja penetrar en la literatura”, explica Éric Chacour. “Me resulta divertido intentar intercalarlos, de introducir música o sonidos. La acción se desarrolla en Egipto, y el Cairo es una ciudad donde se escuchan bocinas, la gente está siempre hablando a gritos, el almuecín llamando a orar… He incluido también muchos olores. Describo una imagen muy concreta de Egipto, del tiempo de mis padres, que crecieron allí. Yo he ido unas 15 veces y siento como que los olores son lo único que conecta a aquel Egipto - el suyo -, del que veo yo cuando voy de visita”.
La base de la novela es el amor trágico entre dos hombres: Tarek y Ali. ¿Podemos decir que es una novela “activista”?
“La respuesta más simple y sincera es “no”. Este no es un libro activista, sino que habla de cosas que realmente existen. Dos hombres se enamoran, de la misma forma que podrían enamorarse en cualquier otra parte del mundo. Lo interesante es que todo ocurre en Egipto y allí es precisamente donde se encuentra la huella más antigua de una historia de amor entre dos hombres - mastaba - un túmulo sepulcral donde, tal como era costumbre entonces, relataron su vida entera en forma de jeroglíficos en bajorrelieve. Yo describo cosas que existen y trato de transmitirlas de la manera más verídica. Está claro que esta relación no está permitida en el contexto en el que se encuentran los personajes. La ironía está en que tanto la religión, como la edad, o el entorno familiar - todo contrapone a los dos personajes, Tarek y Ali. Lo único que tienen en común es que son hombres, y que se encuentran en Egipto a finales del siglo XX. Paradójicamente, esto les condena más que todas sus otras diferencias. Quería que el lector sintiera lo absurdo de todo esto”.
La novela “Lo que sé de ti” describe la comunidad levantina. Los levantinos son los sirios, libaneses y jordanos principalmente cristianos, que habitan Egipto. A menudo aprenden a hablar en francés, antes de aprender el árabe. Van a colegios franceses, estudian la historia de Francia: “todo acerca de los antecesores galos y los clichés de turno”, dice sonriendo Éric Chacour. Ellos socializan entre sí, se hacen visitas, quedan para comer y continúan preparando sus platos tradicionales.
“Quería contar algo sobre esta comunidad francófona que en aquella época ya estaba casi desaparecida, pero aún existía”, comenta el escritor. “Ellos fantaseaban con Francia. He jugado con esta mezcla de culturas y esta concepción ligeramente arcaica pero a la vez romántica de la lengua francesa, que aún comparten mucho francófonos por el mundo. Siendo alguien de Québec, es decir, de una islita de lengua francesa en un continente donde se habla sobre todo inglés, para mi es sobrecogedor estar hablando en francés aquí con vosotros, en Sofía. Esto acorta las distancias”.
Éric Chacour ya conoce en parte a sus lectores búlgaros. Puesto que su novela aún no está traducida al búlgaro, sus lectores aquí son principalmente francófonos:
“He conocido a muchos jóvenes aquí. Hicimos talleres de escritura creativa. Me impresionó la imaginación y la capacidad que tenían de inventar historias. Me siento realmente feliz al ver cómo unas personas con unas referencias culturales claramente distintas a las mías se reconocen en mi historia, se proyectan en ella y hacen sus propias asociaciones. Me decían: “La comunidad francófona que describes es hasta cierto punto igual que la que tenemos aquí, en Bulgaria. Nos comunicamos con otros francófonos. Tenemos referentes musicales y culturales que probablemente ya no sean actuales en Francia, ni sean los mismos, pero aquí se han consolidado como una especie de estándar”. Esto, al mismo tiempo, dice mucho sobre los tiempos de prestigio de la francofonía en el país”.
Antes de ser escritor, Chacour se dedicaba al mundo de las finanzas y confiesa que al escribir suele hacer unos planes muy detallados, usa tablas de Excel, cuenta las palabras y hace muchos números. “Cuando escribo hay algo en mí de aquel banquero-escritor”, comparte.
Nos despedimos con la popular pregunta sobre sus planes de futuro:
“Me llevó 15 años escribir 300 páginas, así que no soy demasiado rápido. Siempre he tenido dos ideas muy claras y dos series de personajes, en dos lugares diferentes, y en dos épocas diferentes. No sé por qué empecé con esta, quizás porque la acción se desarrolla en Egipto y las personas que pueden nos contar cosas acerca de aquellos tiempos se están haciendo mayores. Quería dejar escritos sus testimonios antes de que sea demasiado tarde. Pero ahora que ya he terminado de escribir este libro, ya tengo ganas de zambullirme en el siguiente”.
Para escuchar la entrevista completa en francés, pinchar AQUÍ.
Autor: María Stoeva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: María Stoeva
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