Virtuoso violinista desde su más tierna edad y posteriormente famoso solista y músico de cámara, Sasha Popov queda en la historia musical búlgara como uno de los más renombrados directores. Lo llaman el “padre del sinfonismo búlgaro”. En julio se cumplen 115 años desde su nacimiento.
Sasha Popov nació en Ruse en 1899. Comenzó a tocar el violín apenas a los cuatro años de edad y su profesor fue su padre. Posteriormente, cuando la familia se estableció en Sofía, el joven músico estudió con Petko Naumov, violinista, director y compositor. Progresó con gran rapidez y sus padres decidieron que continuara su formación en Viena. Sasha viajó a la capital del entonces Imperio Austro-Húngaro con su madre y con su hermana. Entonces tenía nueve años. Estudió con el catedrático Karl Pirl, posteriormente con el famoso pedagogo Otakar Sevschik, quien le impartía clases gratuitamente. Dejó pasmados a todos con sus habilidades musicales y la rapidez con que se desarrollaba. Fue admitido en el Conservatorio de Viena donde estudió hasta los 19 años. Regresó a Bulgaria a causa del servicio militar obligatorio. Después comenzó a impartir clases en la Academia de Música de Sofía. Allí creó una orquesta sinfónica con la cual ofrecía conciertos. Posteriormente, la Orquesta Académica se convirtió en el núcleo de la Orquesta Sinfónica Real que recibió el nombre de Filarmónica Estatal de Sofía.
De Sasha Popov se cuentan diferentes historias. Sus coetáneos lo describen como una personalidad magnética, profesional implacable y una persona misericordiosa. Cuando creó la Orquesta Real se vio obligado a atraer a buenos músicos de todo el país. Junto con los ensayos y la preparación del repertorio, el director se ocupaba del alojamiento de los músicos y ayudaba en la resolución de todo tipo de problemas. En lo referente a su trabajo era muy exigente. Una vez incluso firmó una orden de su propio castigo a causa de un error involuntario durante un concierto. Formó un excelente conjunto con quien desarrolló una importante actividad concertística por todo el país. En 1939 durante su histórica gira en Italia, la orquesta real interpretó de memoria, la Sexta Sinfonía de Chaikovski.
En 1949, como director de la Filarmónica de Sofía, Sasha Popov creó un coro filarmónico de 140 personas, así como algunos conjuntos de cámara. La orquesta realizó estrenos de obras de Pancho Vladiguerov, Liubomir Pipkov, Marin Goleminov y muchos otros compositores. Los directores invitados por Sasha Popov eran representantes de la elite mundial, como Bruno Walter, Carlo Tseki, entre otros. Su notable actividad continuó hasta 1956 cuando fue jubilado sin explicaciones. Los más destacados músicos calificaron este acto como una de las páginas más vergonzosas de la historia musical búlgara. Cuando se quedó sin trabajo creó la orquesta de cámara Collegium Musicum, las repeticiones tenían lugar por la tarde, ya que los músicos trabajaban en diferentes lugares y en el Collegium tocaban gratuitamente. En este periodo Sasha Popov dirigió conciertos de la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional de Bulgaria.
“Con la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional de Bulgaria ejecuté obras de Respigi entre 1936 y 1939. Entonces sonaron por vez primera en Bulgaria. Los Pinos de Roma es una pieza que cautivó al conjunto de la radio. El compositor creó la obra bajo la fuerte influencia de Rimski-Korsakov con quien estudió en 1901. Anteriormente también había trabajado con la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional de Bulgaria. Estoy muy feliz de señalar el enorme progreso que ha registrado el conjunto. Para mí la reunión con los músicos sinfónicos siempre es un gran placer”.
Israel, Egipto, EEUU. El gran músico recorrió esos países después de que en su patria le fue negada toda posibilidad de trabajo normal. Apenas en 1974 sus colegas búlgaros comenzaron una verdadera ofensiva para conmemorar su 75 cumpleaños en Bulgaria. El objetivo era que Sasha Popov presenciara el acontecimiento. Recibió la invitación en Los Ángeles done vivía desde hace años. Su conmoción era tan fuerte que su corazón no puedo resistir. Así se fue de este mundo una de las personalidades más grandes de la historia musical de Bulgaria, sin volver a ver su patria y a su hija, la prima operística Valery Popova, y sin tener la posibilidad de reunirse con su nieta, Alexandrina Pendachanska.
Versión en español por Hristina Taseva
Fotos: Archivo
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