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La aldea de Osikovo

Foto: Archivo del pueblo Osikovo

En un  pliegue del monte Rodope, a 1.250 metros de altitud sobre el nivel del mar, se halla la pintoresca aldea de Osikovo, rodeada de pinares vírgenes. Hace algunos años, mientras investigaba la historia y las tradiciones de los búlgaros mahometanos, se enamoró de esta aldea la ucraniana Svetlana. Creó amistades con gente de la zona y empezó a volver con creciente frecuencia al lugar para apartarse y abstraerse del modo de vida urbano. Posteriormente, la aldea de Osikovo se convirtió en el lugar predilecto de su familia: su esposo Kenneth Noritant, de Camerún, y sus tres hijos.

“La aldea es increíblemente hermosa, auténticamente búlgara y muy antigua”, refiere Svetlana. “Me gusta mucho aunque las condiciones de vida son muy duras. La gente local está habituada a ellas. Anteriormente se llegaba a la aldea siguiendo un camino carretero, que ahora ha sido arreglado y el acceso ha mejorado mucho. Cuando empecé a visitar Osikovo, allí no había Internet ni teléfonos celulares. Conseguí unos ordenadores viejos y empecé a enseñar a los niños del pueblo inglés y cómo manejar el ordenador”.

СнимкаKenneth Noritant, de Camerún, llegó a Bulgaria en 2006, tras hacer una carrera universitaria en Ucrania. Svetlana nació en Ucrania pero sus raíces son búlgaras. Vino a este país en 2001. Estudió lingüística y compaginó los estudios con el trabajo en una biblioteca de Plovdiv.

“Mi impresión más emocionante de Bulgaria es de mi primera visita a este país. Venía en tren. Al cruzar el Danubio miré por la ventanilla y ví un paisaje bellísimo. Las lágrimas me saltaron a los ojos y me dije que, de estar vivo mi abuelo búlgaro, se hubiera enorgullecido de mi por haber vuelto a la tierra de mis ancestros”.

Nada más comenzar el verano, Svetlana, Kenneth y sus tres hijos se trasladan a la aldea de Osikovo, con su hermoso paisaje y sus admirables moradores.

“Los vecinos les tienen mucho cariño a Kenneth, Svetlana y los niños, les tienen mucho respeto y se alegran de su presencia”, comenta el alcalde de la aldea, Velin Paligorov. Kenneth es muy bondadoso: ayuda a todos con los ordenadores y cuando hace falta, hace traducciones de y al inglés de lo que haga falta: cartas, papeles, etc.”.

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En cambio la familia recibe de los vecinos de Osikovo inapreciables consejos sobre cómo se cultivan las fresas. Hay un proverbio musulmán que reza: El pobre brinda fragmentos de su alma y el rico, de su riqueza”. Ésta es la fórmula más acertada para la convivencia exitosa: que cada cual dé de si lo que puede. En 2012, Svetlana y Kenneth empezaron a cultivar fresas, que son el principal sustento para la gente local. Plantaron 0,25 hectáreas con esta aromática fruta. Este año fueron distinguidos con el diploma “Al mejor fruticultor principiante del extranjero”, aunque por cierto no han llegado aún a tener grandes beneficios,

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“Hasta hace 20 años, la gente local cultivaba patatas y criaba animales, principalmente ovejas, que llegaban a 6 mil. Sin embargo, algunos pioneros decidieron empezar a cultivar fresas y frambuesas. Yo fui uno de esos pioneros. En los primeros años resultaba muy difícil encontrar dónde vender las frutas pero la gente no desistía porque en esta zona hay mucho paro. Todos tenemos hijos y queremos que terminen la escuela. De año en año, las fresas fueron haciéndose más y más rentables, sobre todo después de que fuera arreglada la carretera a Osikovo. El mercado se ha ampliado, vienen comerciantes de Sofía y también de la costa. Tenemos 30 hectáreas sembradas con fresas. Sin embargo, la cosecha se recoge entre junio y julio, y el dinero que ganamos no da para todo el año. El paro sigue siendo el principal problema. La población es joven pero la natalidad es baja. En la escuela de la aldea estudian 17 niños. El Estado debería diseñar una política especial para las aldeas situadas lejos del corazón de Bulgaria. Hay que crear empleo para los jóvenes para que no abandonen su terruño. En verano se quedan aquí pero en invierno huyen en busca de trabajo. Algunas familias no vuelven, se trasladan a otros sitios”, comenta el alcalde de la aldea rodopiana y agrega que los atractivos naturales: hermoso paisaje, altas cimas, profundas grutas e impresionantes cataratas, así como la hospitalidad de la gente local ofrecen magníficas oportunidades para el turismo, que hay que explotar.

Versión en español por Raina Petkova



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