El Monasterio de Rila, uno de los símbolos de Bulgaria, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1976, y en 1983 fue incluido en la Lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El complejo monástico, incluidos los edificios de la iglesia, residenciales y administrativos, ocupa un área de 8800 metros cuadrados.Los muros pétreos, de 22 metros de altura, rodean el amplio patio del claustro, el templo “El Nacimiento de la Virgen”, la Torre de Jrelyo y los edificios residenciales y administrativos.El monasterio cuenta con unos 300 aposentos y un museo que reúne su extraordinaria historia.
Este santo lugar fue fundado en la primera mitad del siglo X cuando el monje Iván Rilski (o Juan de Rila), canonizado tras su muerte para convertirse en patrono de Bulgaria, eligió la vida eremítica como vía de unión con Dios.Con el paso del tiempo, el cenobio se convirtió en uno de los centros cristianos más importantes del país, y dos zares búlgaros: Iván Alexander e Iván Shishmán, le destinaron fondos. Gracias a esta ayuda financiera y al trabajo duro de los peregrinos, el Monasterio de Rila alcanzó su auge entre los siglos XII y XIV. En el siglo XIV, con donaciones del feudal local, Jrelyo Dragovol, el claustro fue transformado en una construcción sólida de arquitectura interior y decoraciones exquisitas.
El archivo sonoro de Radio Nacional de Bulgaria guarda la voz del difunto bibliotecario de la santa morada de Rila, Stoyán Bajchevandzhíev: “Desde su inicio, el Monasterio de Rila se convirtió en un centro cultural y literario. Consideramos que Iván Rilski, además de una persona alfabeta, era hombre de vasta cultura. Nadie discute el legado que dejó a sus discípulos. Este legado contiene datos muy interesantes sobre las relaciones entre los monjes, entre el higúmenoy los hermanos, y sobre el antiguo monacato en general. Es muy probable que el propio Iván Rilski haya enseñado a la mayoría de los hermanos a leer y a escribir y que les haya mostrado cómo desarrollar en adelante esta actividad. Después de su muerte, en el monasterio comenzó una intensa actividad literaria. Según una copia del legado de Iván Rilski, hecha en el siglo XIV, cuando los conquistadores otomanos llegaron cerca del Monasterio de Rila, el entonces higúmenoDometian ordenó guardar todas las vasijas sacramentales de oro y de valor, y ocultar la ropa y los libros litúrgicos para que no fueran profanados por los infieles. Qué sucedió con el claustro al ser conquistado por los otomanos, lo desconocemos, pero sí se sabe que en los primeros años del dominio otomano, gracias al fuero del zar Iván Shishmán, que le concedía varios derechos, el monasterio consiguió obtener de los entonces sultanes fermanes, o decretos, que garantizaban independencia e inviolabilidada los monjes y sus propiedades. Alrededor de 1420 el cenobio fue devastado y durante unas tres décadas quedó en abandono. Sabemos que fue restaurado alrededor del año 1450 porque desde aquella época existe el llamado Tetraevangelio deSimón”.
Durante el Renacimiento Nacional Búlgaro (siglos XVIII a XIX) el Monasterio de Rila fue el foco que prendía la chispa de la fe, la espiritualidad y la enseñanza en las tierras búlgaras. En las mayores ciudades de Bulgaria fueron inaugurados cerca de 50 conventos. El aspecto de los edificios monásticos contemporáneos se debe al primer arquitecto búlgaro, Alexi Riletz, quien en el período 1816 a 1819 diseñó el plan arquitectónico y dirigió la construcción de tres de las alas del cenobio: las del este, norte y oeste.
La iglesia principal del Monasterio de Rila, El Nacimiento de la Virgen,construida por el maestro Pável Ivánovich, es de mediados del siglo XIX. Sus frescos son obra de muchos pintores pero sólo uno, el renombrado maestro Zajari Zograf, ha puesto su firma bajo las suyas. Una de las cosas más valiosas es el iconostasio dorado que sorprende por su extraordinario tallado en madera.
El Monasterio de Rila ha preservado su belleza y su historia hasta la actualidad, convirtiéndose en un museo viviente de la espiritualidad búlgara a través de las edades. Gracias a su estatuto de monumento nacional e mundial, atrae anualmente a un número impresionante de visitantes búlgaros y extranjeros.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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