El 23 de septiembre de 1987, ante el Monumento a la Libertad de la ciudad de Ruse, sita a orillas del río Danubio, se desarrolla la ceremonia oficial en que al cuello de los niños pioneros es amarrado el emblemático en aquella época pañuelo rojo, símbolo de esta organización que agrupa a los menores de 9 a 14 años y que es dirigida por el Komsomol, esto es por la juventud comunista de Bulgaria. Mientras tanto, desde la ciudad de Giurgiu, ubicada al otro lado del Danubio, el río que hace de frontera natural entre Bulgaria y Rumania, avanza, lenta pero inconteniblemente, una nueva nube de sofocante olor a cloro.
Varios niños se desmayan. Algunos se quitan el pañuelo rojo para taparse la nariz y la boca para protegerse del gas. Y sin embargo, nadie se anima a cancelar la siniestra ceremonia de consagración de los niños pioneros. Aquello fue la gota que desbordó el vaso de la paciencia de la población local, y las mamás de Ruse decidieron organizar una protesta pacífica para reclamar que las autoridades locales dejaran de hacer la vista gorda ante tan grave problema como era la intoxicación de la población con cloro.
Lo que ocurría era que en Giurgiu había una planta química que, a la sazón, funcionaba superando de 10 a 12 veces su capacidad programada de producción industrial, emitiendo a la atmósfera una fuerte concentración del asfixiante y tóxico gas. Los vecinos de Ruse sufrían continuamente semejantes “ataques con gas”, la morbilidad de enfermedades respiratorias se había disparado y muchos se habían visto forzados a trasladarse a otras ciudades para proteger su salud.
La primera protesta cívica en la fase final del socialismo, como se solía llamar el gobierno comunista a la sazón, se realizó precisamente en Ruse, en noviembre de 1987, bajo la forma de marchas y manifestaciones pacíficas contra la contaminación atmosférica con gases tóxicos, reivindicando la defensa del derecho humano a disfrutar de un entorno sano.
Varios meses más tarde fue creada la primera y mayor organización informal de Bulgaria: el Comité Público para la Protección Ecológica de Ruse. En la tarde del 8 de marzo de 1988, en la Casa del Cine de Sofía, al cabo de un estreno casi clandestino del documental titulado Respira, del director Yuri Zhirov, 400 asistentes al acto constituyeron el Comité para la Salvación de Ruse, la primera organización informal que alzó una voz contra el régimen comunista en Bulgaria.
La directora Malina Petrova, integrante de dicho Comité, explica por qué fue elegida precisamente la fecha 8 de marzo para aquel estreno: “La tensión había crecido hasta el punto de haberse creado una situación revolucionaria, en la que el pueblo reivindicaba y reclamaba que los organizadores hiciéramos algo, y nosotros permanecíamos perplejos ante esta fuerza incontenible y no sabíamos qué hacer. Entonces se me ocurrió la genial idea del 8 de marzo. Solo en esa fecha el control sería más flojo a causa de los festejos masivos del Día de la Mujer. Era un día muy idóneo para nuestro “canto del cisne!”.
“Fue una manifestación de personas que habían superado el temor, si bien por unas cuantas horas, poseídos por el presentimiento del fin del sistema”, escribiría Georgi Mishev, presidente del Comité para la salvación de Ruse.
He aquí el registro de una entrevista de aquella época de este escritor, que guarda el Archivo Sonoro de Radio Nacional de Bulgaria.
“En pocas palabras, es un poco difícil decir si se respira en Bulgaria pero, así y todo, hay cierto movimiento en el seno del viejo sistema y existe la esperanza de que nazca una auténtica sociedad civil. El sentido del Comité para la salvación de Ruse consiste precisamente en sentar el inicio de una sociedad civil, de una oposición contra el régimen de aquella época!”.
¿Tienen fundamento las tesis lanzadas de que el Partido Comunista Búlgaro tenía interés en crear estructuras de oposición y había infiltrado cuadros propios en esas estructuras para impedir desde dentro la autenticidad de la protesta cívica?
“Semejantes voces se pueden oír también hoy - afirma el escritor Geirgi Mishev -. El historiador Bozhidar Dimitrov dice que el comité fue creado por idea del mandatario comunista, Todor Zhivkov, para hacerse con Chauchescu. La pregunta es si el historiador tiene pruebas en este sentido, ¿por qué no las publica para que veamos si efectivamente el mandatario comunista de Bulgaria había acariciado semejantes planes y cuál fue la actitud de sus allegados a este respecto?
Es muy fácil dar la impresión de que todo era dirigido “desde arriba” y que todos hemos sido peones que han cumplido las órdenes del Partido Comunista. Es la manera que restar importancia a un suceso que se produjo de la manera más espontánea. Hubo cierta organización de preselección de las personas para el futuro Consejo Directivo de la organización, que eran las personas que debían intervenir en la asamblea constituyente, pero nadie esperaba que ésta cobrara semejante alcance. Firmaron al acta constituyente 400 personas, lo cual fue una manifestación de franca oposición al poder. Por mucho que se esfuercen algunos por restar importancia a aquel acto, el mismo es un hecho real. La misión de nuestro Comité era romper el miedo en la sociedad y transferirlo a los gobernantes. Éstos siempre temen a la sociedad”.
El temor de los gobernantes ante las organizaciones cívicas es comprensible. La finalidad de las autoridades siempre consiste en controlar y encauzar el descontento social. Esto explica por qué en la Bulgaria comunista era difícil que hubiera protestas cívicas auténticas y espontáneas.
El Comité Público para la Salvación de Ruse fue la primera golondrina al cabo de decenios de gobierno totalitario. Su aparición fue una señal de que se acercaba el fin de una época y se abría un nuevo período en la historia del país.
Al año siguiente surgieron varias organizaciones disidentes más: el Club de Apoyo a la Glasnost y la Perestroika en Bulgaria (creado por idea del filósofo Zhelio Zhelev, que más tarde sería el primer presidente de Bulgaria), la Asociación Independiente para la Defensa de los Derechos Humanos (creada por Ilia Minev), la Iniciativa Cívica, constituida por Lubomir Sobadzhiev. Al cabo de 45 años de totalitarismo comenzaron reformas democráticas en Bulgaria y el país inició su transición a la democracia y a la economía de mercado.
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