Cuando alguien cree en la bondad y busca el sentido de las cosas a su alrededor esto quiere decir que ha encontrado su lugar. Como Pétar Boyadzhíev, quien cree en la bondad de la gente y dedica su tiempo a campañas sensatas y al negocio. Gestiona una agencia de publicidad y es uno de los búlgaros jóvenes con una sólida formación en el extranjero que ha decidido desarrollarse en la patria. Ha conseguido imponerse en las condiciones de un mercado publicitario restringido, entorno competitivo deficiente y empresas en quiebra.
Tras completar sus estudios en comunicaciones de mercadotecnia y en publicidad en Gran Bretaña y pasar prácticas en Alemania, Pétar Boyadzhíev consigue, en sus palabras, una alta autoestima y un mayor know-how y decide volver porque un día sintió que en Bulgaria podría desarrollar todo su potencial.
"Vi oportunidad de desarrollo de mis propias ideas, de las de mis colegas y amigos, de ideas del extranjero –dice Pétar– . Bulgaria es un mercado pequeño que no ha evolucionado mucho, y hay gran número de sectores empresariales que podrían desarrollarse. Además, con el avance de la revolución digital estas oportunidades son cada vez más grandes. Sin embargo, la idea no fue inspirada tanto en la alta tecnología sino más bien en los albores del siglo XX. De modo que, con mi socio literalmente nos tiramos de cabeza en eso y, a fecha de hoy, las cosas en nuestra agencia de publicidad van prosperando por sí mismas".
Y eso que en un principio ni siquiera tenían oficina. Sus primeros clientes fueron unos amigos para los que crearon un diseño de folletos. Actualmente, la agencia no sólo elabora campañas publicitarias sino también lanza mensajes sociales como, por ejemplo, la campaña de una marca de agua mineral que, además de publicidad, es un llamamiento a los padres a que sus hijos hagan más deportes para elevar su rendimiento en la escuela. Niños donan regalos a sus coetáneos en condiciones de desigualdad, es parte de una campaña nacional de beneficencia de un canal de televisión infantil. Otra campaña de la agencia de Pétar Boyadzhíev es la de repartir 12 000 melocotones en el centro de Sofía: una forma ingeniosa de hacer publicidad a las frutas búlgaras a través de la producción de jugo natural.
"En Bulgaria todos sabemos cuáles son las maneras de hacer posible la expansión de un negocio –prosigue Pétar– . Yo me niego a ello categóricamente y creo que el negocio puede ser honesto, basarse en altos valores morales y prosperar precisamente siguiendo estas reglas. Creo que incluso si no conseguimos progresar económicamente, lo lograremos en el plano moral y daremos un buen ejemplo a la gente que vendrá después de nosotros. Y si le damos buen ejemplo también a los demás, será aún mejor".
El publicista joven está convencido de que una buena idea puede superar el deficiente entorno empresarial. Para hacer negocio hay que ofrecer calidad y no viceversa, sólo para ganar una campaña o un cliente – agrega Pétar–. Aparte de la mercadotecnia hay otra cosa más que nosotros llamamos coeficiente de rendimiento útil. Independientemente de si se trata de una comunicación publicitaria con el usuario final o de una campaña de imagen, nuestro objetivo no es sólo presentar un producto concreto y aumentar las ventas sino mostrar que hay que pensar en el medio ambiente, en las personas en nuestro alrededor y en la bondad que hay que obsequiarles para que todos nos volvamos un poco más humanos y sensatos".
Y dado que hacer negocio es el camino hacia la realización de ideas sociales exitosas, Pétar Boyadzhíev expresa su empatía con las personas sin hogar haciendo un documental sobre ellos. Confiesa que se siente angustiado por su destino difícil, pero también apenado de hablar de ello.
"Cada vez que veo a una persona mayor hurgar los contenedores me pregunto, ¿se merece esta persona tal destino?, ¿qué ha hecho durante su vida, no le habrá dedicado unos cuarenta o cincuenta años al Estado para depararle esta suerte? Es un problema difícil y casi insuperable. No obstante, creo que si nos unimos en torno a una causa ésta encontrará inmediatamente una solución. Así que estoy buscando correligionarios también en esta esfera".
Pétar Boyadzhíev señala que si ha calcado algo de la mentalidad occidental es la fe en la bondad del ser humano, en el sentido más amplio. Sin definirse a sí mismo como patriota, está convencido de que uno pertenece al lugar que lo vio nacer y quiere que un día, mirando hacia atrás, ver que ha hecho todo lo que pudo por su país y su entorno. "Sin embargo, si uno no siente a Bulgaria como su patria no tiene sentido optar por ella", dice en conclusión Pétar.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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