Dimitar Shopov es de la ciudad de Panagurishte. Hasta hace poco tiempo trabajaba en el ámbito de los medios de información y la mercadotecnia, pero en un momento decidió operar un gran cambio en su vida y se encaminó a Barcelona. Allí pasó algunos meses trabajando en un restaurante donde acumuló competencias profesionales en la cocina.
¿Cómo se gestó la idea de fundar una escuela culinaria en Sofía? La idea existe desde hace algunos años. Pensé en esto largo tiempo y en 2015 se abrió la posibilidad de dar el paso. Desde hace largos años, la cocina es un hobby para mí pero la cocina profesional y los turnos de 16 horas no se ajustan a mi creatividad y mi idiosincrasia. Por esto decidí que una escuela culinaria es la variante idónea para mí. Esta actividad tiene que ver con el permanente diseño de proyectos nuevos, contactos con conferenciantes del país y del extranjero, creación de recetas que se adapten para los alumnos, cuenta con entusiasmo el creador de Food Connection.
La escuela culinaria ya va cobrando velocidad y en las tardes invernales reúne a los aficionados a los experimentos culinarios. Ellos cocinan, experimentan y después cenan todos juntos, con una copa de buen vino tinto. Dimitar trata que los temas sean variados, que abarquen diferentes aspectos de la gastronomía y diferentes direcciones en la cocina mundial.
Los integrantes del curso culinario son muy diferentes. Se trata de personas cosmopolitas a los que les gusta viajar y están abiertos a los nuevos retos. Han probado distintas cocinas y desean repetir la experiencia en Sofía. Lo mejor que da este proyecto es que uno ve cómo la gente trata de aprender y lograr algo novedoso. Produce satisfacción sentir que las cosas que uno hace tienen sentido, dice Dimitar.
Sin embargo, un proyecto de esta índole entraña muchos riesgos. Cada día se invierten medios, esfuerzos y tiempo en busca de los productos de mejor calidad. Dimitar dice con orgullo que posee en su colección un libro de su bisabuela del año 1904 con recetas de Panagurishte en que están descritos productos y especias que desaparecieron del mercado búlgaro en época del socialismo por ser característicos de la burguesía.
Hoy todo es diferente pero el déficit de productos de buena calidad en Bulgaria es grave. Con frecuencia Dimitar se ve obligado a hacer pedidos para algunos productos más exóticos en el extranjero.
La idea de nuestro interlocutor es que este proyecto supere las limitaciones que ofrece el formato de la escuela culinaria. Mi deseo es que la escuela vaya creciendo, que haya un programa que lleve la misma marca y que se cree un concepto de orientación social, dice Dimitar.
¿Cuál es su mensaje a las personas a las que les gusta la buena cocina?
“Food Connection significa comida y conexión. Mi idea es vincular la comida y la gente en la relación más normal, más cálida, más natural que existe desde hace decenios y espero que el buen comer aproxime a las personas”, dice en conclusión Dimitar Shopov.
Versión en español por Hristina Taseva
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