Son pocos los vecinos de la Sofía actual que relacionan el nombre de Nikolay Martinov, un zapatero que vivió en el siglo XVI, con el segundo mayor templo en el centro de la capital (el primero es la catedral San Alejandro Nevski). La historia de este hombre, que fue proclamado santo, nos traslada al año 1555, en la época del dominio otomano, cuando él murió como mártir por la fe cristiana.
La fuente que proporciona datos de la vida del santo es su hagiografía escrita por su contemporáneo, amigo y letrado, Mateo Gramatik, que fue testigo de los acontecimientos descritos. Se desconoce la causa por la cual Nikolay decidió abandonar su ciudad natal Yanina, en la Grecia actual, y por qué llegó a Sofía. Cuando se asentó aquí dio prueba de su maestría en la elaboración de zapatos y cobró fama de una persona honesta con lo cual se granjeó el respeto de los ciudadanos. Precisamente por esto, los soberanos de la ciudad quisieron de él que cambiara su fe.
San Nikolay es un gran ejemplo de enorme fe y de amor a la patria y al pueblo, pero lamentablemente raras veces tomamos como modelo a seguir a los santos que consagraron su vida a la patria, cuenta el padre Spas que oficia en el templo y continúa.
A pesar de que nació en Yanina san Nikolay se sentía búlgaro. Era un cristiano sumamente piadoso y era señalado como un ejemplo. Muchas veces se negaba a cambiar su fe pero fue emborrachado y fue convertido forzosamente al islam. San Nikolay se sentía tan avergonzado de lo que había ocurrido que no abandonó su casa durante un año. Cundo fue llamado para ejecutar los ritos musulmanes volvió a negarse y la muchedumbre de musulmanes iracundos lo agredió y lo mató a pedradas. El santo fue arrastrado hasta la localidad de Tarnitstata, donde fue quemado y su polvo fue esparcido al viento.
Hoy en día, el lugar donde san Nikolay encontró su muerte es la única tumba de un santo que se conoce en Sofía. En su relato el padre Spas compara su camino a la localidad de Tarnitsata con el calvario de Jesucristo y destaca que, después de su muerte, los cristianos veneraban profundamente ese sitio. Se reunían en una barraca que inicialmente les servía de templo. En 1895, 17 años después de la Liberación de Bulgaria, las personas que vivían en proximidad a la tumba quisieron que se construyera un templo in memoriam del santo. Comenzó una intensa recaudación de medios. El padre Nikolay Krapchanski, cuya tumba está cerca del templo, recorrió casi toda Europa e incluso logró tomar dinero del emperador ruso para la construcción del templo. Así, en 1900, la iglesia ya se erigía entre las actuales calles Pirotska, Opalchenska y Tsar Simeón.
El templo es muy amplio pero, a pesar de esto. crea un ambiente de gran calidez, ya que todavía guarda el espíritu de los días pasados y del gran amor con el cual fue erigido.
“El iconostasio del templo es una verdadera obra maestra. Fue trabajado durante 12 años. Es obra de Nestor y Lazar Alexiev, dos hermanos, maestros en tallado de madera representantes de la escuela de Debar. Oficio en esta iglesia desde hace 30 años y cada vez que miro el iconostasio veo algo nuevo. Es inverosímil la fantasía y la maestría que poseían los dos. Los magníficos frescos son obra del gran pintor ruso, Nikolay Rostovtsev”.
¿Cómo son las personas que acuden al templo san Nikolay de Sofía?
Hay diversos tipos de personas. Hay personas que son verdaderamente creyentes y ellas se pueden reconocer solamente por la manera en que se santiguan al entrar en el templo. Otras personas vienen al templo porque se sienten abrumadas por algo y buscan la ayuda de Dios apenas entonces. Lamentablemente, los búlgaros, igual que el resto del mundo, tienen una actitud de consumidores hacia la vida. Muchas de las personas que entran en el templo lo conciben como un supermercado, encienden velas y esperan ayuda. Parte de los búlgaros son mucho más supersticiosos que creyentes que conocen la fe en profundidad. La tarea que tenemos nosotros, los sacerdotes, y la iglesia, es lograr que quede la pura fe. De este modo sobre la base de la fe habrá una doctrina, sobre la base de la doctrina habrá una fe razonable y creo que así muchas cosas en Bulgaria cambiarán.
Hasta hoy en día en vísperas de la fiesta del templo, 17 de mayo, se organiza una marcha hasta el lugar donde fue lapidado san Nikolay de Sofía. Los días antes y después de la fiesta los restos mortales del santo son expuestos para ser venerados por los creyentes”.
Versión en español por Hristina Taseva
Fotos: www.sveti-nikolai.com
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