Como quedaba preanunciado ya el año pasado, el pasado 7 de enero de 2017 se celebró la asamblea constituyente de la nueva formación política “Sí a Bulgaria” promovida por Jristo Ivanov, ex ministro de Justicia del gabinete “Borisov”. Los objetivos políticos principales del nuevo proyecto apuntan a garantizar la supremacía de la ley y una administración de justicia eficiente y accesible, acelerar sensiblemente los ritmos de desarrollo del país y comenzar una lucha concreta contra la pobreza sistemática y por elevar la calidad de vida. Estos propósitos están generando un amplio respaldo público a juzgar por el hecho de que, en menos de un mes, el proyecto se ha granjeado 4500 afiliados y ha recaudado, en forma de donativos, 45 mil euros. Al mismo tiempo, la institución de “Sí a Bulgaria” augura una importante reestructuración en el espectro político de la derecha en Bulgaria, asociado, hasta no hace mucho, básicamente a la coalición Bloque Reformista.

Dos días antes de la constitución de esta nueva formación, Radan Kanev, líder del partido Demócratas por una Bulgaria Fuerte volvió a manifestar públicamente que su partido es partidario de una actuación común con la flamante formación, en base a coincidencias en los objetivos: reforma del sistema de justicia y lucha contra la corrupción. El mismo día en que Kanev hacía esta declaración, la Unión de Fuerzas Democráticas apartaba de sus filas al líder de la misma en Sofía Liuben Petrov por estar disconforme con el rumbo tendente a reforzar los lazos con el Movimiento Bulgaria de los Ciudadanos y por reclamar una aproximación al partido Demócratas por una Bulgaria Fuerte. Algunos expertos consideran que también existen ánimos de aliarse con la formación “Sí a Bulgaria” en el seno de la Unión Agraria Popular Búlgara, integrante también de la coalición Bloque Reformista.

Sin embargo, cabe resaltar que tales ánimos e intenciones se están notando igualmente en las filas de fuerzas políticas al margen de la citada coalición. El partido de los Verdes no oculta que está propenso a unirse al flamante proyecto de Jristo Ivanov. Se han expresado tales intenciones también desde la directiva del partido Movimiento por la Unión y la Solidaridad Europeas.

Para la propia formación “Sí a Bulgaria”, el interés de que está siendo objeto por parte de partidos ya consagrados está bienvenido no sólo por su intención de obrar a favor de la materialización de sus objetivos, apoyada por otras fuerzas políticas. Hasta las elecciones restan poco más de dos meses y en tan corto tiempo la flamante formación apenas podrá crear suficientes estructuras propias, de manera que aliarse con formaciones ya estructuradas compensará esta deficiencia.

Sin embargo, con la aparición de la formación “Sí a Bulgaria” no se agotan todavía las hipótesis de una reestructuración del espacio político nacional. Algunos esperan, otros, no, eventual cooperación de la nueva formación con el partido del hombre de negocios Veselín Mareshki. Aun sin que se llegue a una tal alianza, los sociólogos vaticinan que el partido de Mareshki coparía un 5,2 % de los votos en las elecciones anticipadas. Tanteos experimentales de los sociólogos de a finales del año pasado ponen de relieve, asimismo, que una eventual formación política presidida por el hombre del espectáculo Slavi Trifonov conseguiría más del 12 % de los votos emitidos en estos comicios.

Según los sondeos demoscópicos más recientes del año 2016, la diferencia electoral entre las fuerzas políticas más importantes, el partido GERB y el Partido Socialista ya está por debajo del 2 % y así votarían a aquél un 20,3 % de los electores, y a éste un 18,4 %. Los patriotas unidos coparían un 10,1 %, y el Movimiento por Derechos y Libertades se alzaría con un 6,3 % de los votos. Sin embargo, la reestructuración en el espacio político está en condiciones de alterar sensiblemente estos porcentajes.

Versión en español por Mijail Mijailov