El invierno y el frío de enero paralizan Bulgaria. Grandes montañas de nieve han bloqueado muchas de las carreteras del país, lo cual deja en situación angustiosa a personas que se han quedado, literalmente, aisladas del resto del mundo. La situación se agrava a la hora de suministrar alimentos a los habitantes de pequeñas poblaciones.

Para los habitantes de la Granja Salvaje, en el pueblo de Gorno Polé, en la provincia de Haskovo, el crudo y largo invierno no es motivo de preocupación. Sus propietarios, Nikolai y Beti Vasilíev, se preparan para ello desde la primavera, cuando recolectan el heno y almacenan el forraje para el ganado. En el cobertizo de su granja viven alrededor de 600 vacas, caballos, ovejas, cabras, e incluso una nutria que ha elegido vivir cerca de las personas. En la Granja Salvaje la vida de los animales fluye en armonía con la Naturaleza, y la tierra recompensa generosamente el trabajo.

La familia de Nikolai Vasilíev eligió vivir en una casa rural, fuera de la ciudad, hace más de 10 años. Con su propio esfuerzo restauró la antigua casa familiar, y actualmente en verano ofrece hospedaje a turistas de todo el país. En invierno, sin embargo, es el mejor momento para descansar y cuidar del ganado, afirma el anfitrión Nikolai Vasilíev.

El día en la granja empieza temprano, antes del amanecer. La primera tarea es revisar las vacas, ya que a menudo ocurre que alguna ha parido durante la noche en la nieve. Esto conlleva una muerte segura para el ternero, y hay que poder reaccionar ante una situación así. Como los animales se arriman entre ellos, con frecuencia alguno se cae y el peso de su cuerpo es una trampa mortal para el de al lado. Durante el día, las vacas salen del refugio y van a buscar agua para beber. Hay dos fuentes que por la noche cubro con material aislante para que no se congele el agua. De día esparzo heno por la nieve y el ganado lo va comiendo de ahí.

Los habitantes de la granja se ocupan de prepararlo todo para el invierno durante el verano y el otoño. Afirman que hay carne en abundancia con la que se podría alimentar a media ciudad. En el huerto de la propiedad se cultivan principalmente judías, coles y zanahorias, así como diversos árboles frutales. El clima es cálido y normalmente las temperaturas en invierno no bajan de cero demasiado tiempo. Este año, sin embargo, es distinto, con temperaturas continuadas que rondan los -17 o -18 grados.

El invierno para nosotros empieza a finales de noviembre. Ahora mismo hay 60 centímetros de nieve. Que nieve así no es algo inesperado para nosotros, es más, esta nieve es muy necesaria porque la tierra no está apenas húmeda y debe estarlo. Es importante que en primavera fluya el agua de los ríos para humedecer la tierra. Incluso ahora bajo tierra empieza a crecer la hierba, porque hay calor y humedad. El otoño pasado apenas había hierba porque el verano fue muy seco y caluroso. Espero que febrero no sea un mes muy frío, para que en marzo ya pueda crecer la hierba. Dependemos mucho de ella para alimentar al ganado. La pasada primavera la hierba estaba descuidada y llegaba hasta la cintura. Esto nos ayudó a prepararnos muy bien para este invierno tan duro. La Naturaleza nos enseña que cuando la hierba es tan abundante en primavera nos espera un invierno largo y frío. En mis 20 años de experiencia he aprendido mucho de la Naturaleza, es decir que, si en primavera no se trabaja suficiente, después la Naturaleza te penaliza y te niega incluso lo poco que has conseguido en la época de abundancia.

Nikolai se enorgullece de su hijo, que crece entre la naturaleza y desde pequeño está acostumbrado a trabajar por el bien común de la familia. El movimiento es salud, y el frío de fuera también templa un organismo joven. El padre recalca que todos tenemos energía que gastar, y la mejor manera es trabajar duramente en el exterior, entre la naturaleza. Esto fortalece la mente de los jóvenes y alimenta la confianza en que pueden lograr lo que se propongan en la vida.

Versión en español por Marta Ros
Fotos: Archivo personal